EFE“Me siento nacida de nuevo”. Estas son las primeras declaraciones de la marroquí Samira Benhar después de haberse sometido a tres intervenciones quirúrgicas para reconstruir su rostro deformado por una enfermedad genética, una neurofibromatosis tipo I.
La dolencia que sufre provocó graves cambios en su rostro. Estos problemas le causaron rechazo social en su país natal, Marruecos, donde va a volver ahora junto a sus dos hijos con un rostro nuevo. Samira apareció ayer ante los medios de comunicación junto al cirujano Pedro Cavadas, encargado de las intervenciones.
Para reconstruir su rostro ha sido preciso casi un año de tratamiento en que se le han realizado en el hospital de Manises (Valencia) y tres intervenciones. En la primera de ellas, en junio de 2015, se eliminó gran parte del neurofibroma de gran tamaño que tenía en el lado derecho de la cara. Cuatro meses después volvió a ser intervenida para quitarle el resto, ubicado en la zona del ojo, donde el pasado abril se le colocó una prótesis ocular para mejorar su aspecto. “Viéndola ahora cuesta imaginarse cómo estaba”, ha señalado Cavadas.