El circo Gran Fele abre sus puertas de par en par para enseñar las técnicas circenses a los niños. “Hay que quemar calorías de más antes de que se acomoden en el michelín. ¡Qué mejor manera que practicando circo!”, reza el lema de la compañía circense de Valencia en la jornada de puertas abiertas del jueves.
Esta particular cita ha sido una buena manera de conocer los entresijos de la entidad circense que en pocos días cumplirá 20 años desde la instalación de su carpa, aunque como familia dedicada al circo son casi cien años de su fundación.
La coqueta pista del circo está abarrotada de niños. Una gran colchoneta colocada en el centro, y casi una treintena de niños escucha las indicaciones de Víctor Lafita, uno de los trapecistas. “Hoy es un día muy bonito para los pequeños y para nosotros”, relata Rafael Pla, alma mater de la compañía junto con su hermano Pepe Pla y que también está presente en el evento.
La carpa de El Gran Fele, este año está situada en la calle Nino Bravo frente al Palau Reina Sofía, representa el espectáculo que lleva el nombre “Dulce cuento de miedo”. El maestro de ceremonias de este espectáculo onírico es el carismático Rafael Pla. En esta función un niño, -puede ser también un adulto-, matiza Rafael Pla, tiene un sueño en forma de pesadilla y se refugia en un circo.
Su hermano, Pepe Pla, es el payaso de la función. “Soy el eterno desconocido, y más hoy que como voy sin maquillar y de incógnito”, apunta con una sonrisa. A sus espaldas, miles de representaciones en la pista y un sinfín de anécdotas, porque han entretenido a muchas generaciones de niños valencianos. “Antes cuando empezábamos el número de payasos mi hermano y yo entrábamos a la vez en la pista. Ahora, en el número, yo vengo de una manifestación, y los niños que no son ajenos a lo que pasa en nuestra sociedad lo aceptan con toda la naturalidad”, destaca. “Seguimos haciendo las mismas parodias pero añadimos matices. Hay que actualizar nuestros números”, subraya.
Un día diferente
“Cuando vienen a un día de puertas abiertas y participan, los niños se sienten parte del circo. Están dentro y comprenden más nuestro trabajo”, explica orgulloso Pepe Pla que también tiene un hijo que ha seguido sus pasos. “No sé hacer otra cosa. Esta es mi vida y me encanta ver como los niños disfrutan de esta jornada de puertas abiertas”, concluye.
Más de cuarenta personas integran la compañía. Más de cuarenta personas hacen posible que el espectáculo más grande del mundo arranque todos los días frente al Reina Sofía. Una gran familia que pone todo el empeño para que en dos horas los niños y los papás se olviden de los problemas y entren el universo mágico e imposible de circo.
El gran director y maestro de ceremonias Rafael Pla atiende a los papás, se preocupa de los niños y se encarga de que todo esté perfecto. Con su melena blanca y plateada Pla parece sacado de un cuento de Cristiansen o de una de las películas de Tim Burton. “Los niños disfrutan sobre todo con las acrobacias. Lo viven, se entusiasman, y se ríen con los payasos”, resalta. Rafael Pla tiene muy claro que su Gran Fele es un circo muy teatral. No hay animales, ni espectáculos suntuosos. Dentro de su carpa se viven historias mágicas. “Es una teatralidad intencionada porque necesitamos la proximidad del público. Los de la primera fila están a distancia de cachete”, apostilla con una gran sonrisa.
“Tenemos la ventaja de que no solo actuamos en carpa. También representamos en teatro en muchas otras ciudades de España. En verano volveremos a actuar en carpa si esta crisis no se nos lleva por delante”, puntualiza con un halo de tristeza, y concluye: “Crisis, igual a menos gente, menos gasto y, aunque intentemos abstraer a todo nuestro público, sí que se nota en el ambiente”.
Niños y Papás
Adela Cancio y su marido han venido con sus dos niños para disfrutar de esta jornada tan particular. Esta joven madre valenciana explica que cuando era pequeña, “también venía al Gran Fele”, y puntualiza: “No concibo unas Navidades sin circo, por eso venimos con nuestros pequeños para que disfruten como lo hacíamos nosotros a su edad”. Su hija Lucía está junto a ella y escucha a su mamá con atención. La pequeña Lucía comenta que le encanta, “ver las acrobacias de los trapecistas y todo lo que hacen los malabaristas”. Unos metros más abajo, en la pista, su hermano se abstrae de todo mientras aprende a dar saltos y volteretas en la colchoneta de la pista mágica del Gran Fele.
Todavía hay quedan días para transportarse al mundo mágico de los hermanos Pla. Un espectáculo lleno de sueños, de acrobacias, de saltos imposibles y de muchas risas y que se representará hasta el día seis de enero en la carpa del Gran Fele situada en frente del Reina Sofía.
¡Señoras, señores, niños y niñas… Pasen y vean, pero sobre todo no dejen de soñar!
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VLC Ciudad / Francisco Estellés