Dijeron de ellos que sonaban a paso fronterizo, a congestión de culturas extremas; que eran aplastantes; o que en su música confluía una fritanga de melodías, ritmos, riffs y estómagos trompeteros. La Pulquería, el grupo valenciano que sacudió escenarios con un rock visceral, vuelve (un momento) tras dos años de ausencia, después de que en octubre de 2012 se despidieran súbitamente del circuito musical, sin más explicaciones.
Tras una jornada de reflexión que ha durado dos años, y después de estar una década girando y convirtiendo sus shows en un espectáculo sin freno, como lanzándose cuesta abajo, regresan para conmemorar el décimo aniversario de su primer disco, Corridos de amor. Lo harán a través de una gira en febrero y marzo por Murcia (20 de febrero en Garaje Beat Club), Madrid (21 de febrero en sala Penélope), Valencia (6 de marzo en sala Noise), Vitoria (13 de marzo en sala Kubik) y Zaragoza (14 de marzo en sala Oasis), en la que harán desfilar su música de sudor y esencias. Desde este jueves las entradas están a la venta, con un lanzamiento de 100 primeras entradas a 10 euros en cada concierto.
Volverán a parapetarse tras su querencia por un rock que toma el grano de temas sobre amor, desamor, vida y muerte. Supondrá una muesca más en la trayectoria de unos hombres especialmente efusivos que han hecho temblar escenarios como los del Viña Rock, descerrajando su show del tequila ante 50.000 personas; hicieron vibrar la plaza de Armas de Zacatecas (México), con titulares como ‘Huracán arrasó anoche’, en referencia al vocalista Gerard Huracán Romántica Sanz, desfilaron en crudo por Suiza, Alemania, Francia y Nueva York…
Los alaridos enérgicos, mestizos, de La Pulquería vuelven a escucharse en la carretera. Al menos durante un rato más.
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