El año 536 fue uno de los más desastrosos en la historia de la humanidad. En aquel tiempo, China se encontraba en plena expansión, el Imperio Romano Bizantino gobernaba parte de Europa, y los pueblos bárbaros se asentaban en el Antiguo Imperio Romano de Occidente debido a una disminución global de las temperaturas. Todo comenzó de manera normal hasta que una nube de polvo cubrió todo el hemisferio norte, dando inicio al llamado “periodo negro”. Durante 18 meses, la luz del sol desapareció completamente, lo que se conoció como “invierno volcánico”. La temperatura global bajó hasta 2,5 grados, provocando grandes desequilibrios en la vida de las personas, los cultivos y los animales.
Se cree que un volcán situado en Islandia fue el responsable de la nube de polvo, aunque algunos expertos sugieren que también podrían haber sido varios volcanes ubicados en Egipto o Sudamérica. No hubo verano ese año, lo que causó que los cultivos murieran y la gente muriera de hambre y enfermedades. Los niños crecían débiles debido a la escasa luz solar, mientras que los animales morían. El senador romano Casiodoro señaló en el año 538 que “el sol parece haber perdido su luz habitual y tiene un color azulado. Nos maravilla no ver las sombras de nuestros cuerpos al mediodía y sentir que el poderoso vigor de su calor se ha debilitado”.
La situación no fue exclusiva de Europa. En China, se produjeron nevadas en pleno verano, y el invierno estuvo marcado por sequías, hambrunas y fallecimientos. Teotihuacán, la ciudad más grande de América en aquel momento, también sufrió de sequía y hambruna. Todo esto provocó conflictos internos que empeoraron aún más la situación. Dos erupciones volcánicas más, en 546 y 547, contribuyeron a esta década oscura.
A pesar de la nube de polvo y la escasa luz solar, el emperador Justiniano del Imperio Bizantino movilizó a sus soldados en un intento de recuperar los territorios del Antiguo Imperio Romano. Este movimiento de tropas tuvo consecuencias fatídicas unos años más tarde, en el año 541, cuando una plaga de peste bubónica llegó a Constantinopla desde Egipto, aunque el sol había comenzado a brillar de nuevo. La plaga se propagó gracias a los soldados de Justiniano y acabó con la vida del 25 al 60 % de la población europea en ese momento, lo que llevó a que se llamara “la peor época para estar vivo”. La plaga se extendió por Asia y África durante cientos de años, hasta el año 750, convirtiendo este periodo oscuro en uno de los peores momentos de la historia de la humanidad. A pesar de esto, podemos aprender de nuestros antepasados y encontrar esperanza en su capacidad de sobrevivir y superar tiempos difíciles.