Un apagón informativo durante la DANA deja más preguntas que respuestas. Mientras las autoridades afirman que ciertos datos no existen debido a daños técnicos, expertos aseguran haberlos descargado antes de que desaparecieran. ¿Qué se está ocultando y por qué?
El alcance del desastre: un mapa que cambia la narrativa
La DANA que devastó la Comunitat Valenciana no solo dejó destrucción visible, sino también un inquietante vacío en la información oficial. Los cadáveres recuperados en las zonas afectadas, lejos de concentrarse exclusivamente en la conocida “zona cero” de l’Horta Sud, se han extendido a lugares más alejados como Utiel o Alzira.
Esto plantea una dimensión mucho mayor del desastre, con un alcance que no se refleja completamente en los informes iniciales. Según las observaciones de equipos que trabajaron sobre el terreno, la distribución de los fallecidos revela que la catástrofe tuvo implicaciones mucho más amplias de lo que se admitió públicamente.
Un patrón inquietante en las víctimas
Entre los datos que sí se han confirmado, surge un patrón curioso: murieron más hombres que mujeres. Este fenómeno, que también se observó durante la pandemia de COVID-19, ha generado preguntas sobre las razones detrás de esta disparidad. Aunque algunos estudios han señalado diferencias biológicas y sociales en la respuesta a eventos extremos, la causa específica en el contexto de la DANA sigue siendo desconocida.
¿Dónde están los datos que faltan?
Uno de los aspectos más polémicos de la DANA es la falta de datos oficiales en momentos clave del desastre. Medidores como pluviómetros, aforos de ríos y embalses dejaron de reportar en los momentos críticos, supuestamente debido a daños causados por el fenómeno meteorológico. Sin embargo, algunos expertos han revelado que los datos sí existen y que lograron descargarlos antes de que “desaparecieran”.
Según un analista de datos que prefirió mantenerse en el anonimato, se registró una interrupción deliberada en la transmisión de ciertos datos durante la DANA. “Lo curioso es que las mediciones continuaron, pero no se hicieron públicas. Es como si alguien hubiera desconectado la información para evitar que llegara al público en tiempo real”, afirma.
El caso de la Rambla del Pollo: datos que contradicen el apagón
Uno de los ejemplos más llamativos es el de la Rambla del Pollo, donde el caudal superó los 1.900 metros cúbicos por segundo en el pico de la tormenta. A pesar de que se declaró oficialmente que los medidores dejaron de funcionar, los datos continuaron siendo registrados.
Un grupo de investigadores descargó mediciones de múltiples fuentes entre el 30 y el 31 de octubre, justo antes de que se produjera el apagón informativo. Estos datos, que incluyen registros de pluviómetros, aforos y embalses, revelan que las estaciones continuaron funcionando a pesar de lo que se informó públicamente.
“Los datos estaban ahí. Lo extraño es que oficialmente dejaron de existir”, comenta uno de los expertos.
Un apagón planificado: ¿precaución o encubrimiento?
El apagón informativo ha despertado sospechas entre investigadores y ciudadanos. ¿Por qué interrumpir deliberadamente el acceso a datos durante un desastre de esta magnitud? Las explicaciones oficiales señalan que el daño a los equipos fue causado por la propia DANA. Sin embargo, la existencia de registros completos antes de la desconexión pone en duda esta versión.
La explicación más polémica es que el apagón pudo haber sido un intento de minimizar el impacto público del desastre en tiempo real. “Es como si hubieran querido controlar la narrativa. Si la gente hubiera visto lo que estaba pasando en ese momento, la presión social habría sido enorme”, argumenta un analista.
Los datos están, pero no son accesibles
Otra inquietante revelación es que los datos no desaparecieron realmente, sino que están en manos de diversas instituciones y expertos que lograron descargarlos antes del apagón. Sin embargo, acceder a ellos ahora resulta complicado, ya que no figuran en las bases de datos oficiales ni se mencionan en los informes publicados.
“Los datos existen, pero cuando intentas obtenerlos oficialmente, no están disponibles. Es como si no hubieran ocurrido”, explica un experto en sistemas de medición hidráulica.
La gestión de la información en emergencias: ¿un problema estructural?
El caso de los datos de la DANA pone de manifiesto un problema recurrente en la gestión de emergencias en España: la falta de transparencia en el manejo de información crítica. Durante situaciones extremas, el acceso a datos fiables es esencial para una respuesta efectiva y para evaluar con precisión el impacto del evento.
En este caso, la desconexión de medidores y la posterior ausencia de registros oficiales han generado desconfianza y una sensación de encubrimiento.
¿Qué significa realmente esta falta de datos?
La inexistencia oficial de datos clave durante la DANA plantea serias preguntas sobre la capacidad de las instituciones para gestionar información en momentos críticos. También abre el debate sobre si esta desconexión fue una medida de precaución para evitar el colapso de sistemas informáticos o una estrategia para controlar la percepción pública del desastre.
En cualquier caso, la falta de acceso a información completa limita la capacidad de aprender de esta tragedia y de preparar a la región para futuros fenómenos extremos.
Reflexión final
¿Qué implica la desaparición de datos en un evento de la magnitud de la DANA? Más allá de la polémica, esta situación nos obliga a cuestionar cómo se gestiona la información en momentos de emergencia y quién tiene acceso a ella.
¿Es esta falta de datos una consecuencia inevitable de las limitaciones técnicas o un intento deliberado de proteger ciertas narrativas? Lo que está claro es que el acceso a información completa y transparente no solo es un derecho, sino también una herramienta esencial para prevenir futuras tragedias.
La DANA ha dejado lecciones difíciles, pero esta en particular podría ser la más importante: la confianza en las instituciones comienza con la transparencia. ¿Podremos garantizarla en el futuro?