El nuevo Valencia CF de la revolución de Pizzi ha encandilado por fin a su parroquia con una ‘manita’ en un partido que se presentó perfecto para hacer y deshacer a placer, con un Real Betis delante que no sabía a qué jugaba y cuyo intento de fútbol, -poquito, la verdad- se acabó en cuanto los valencianistas abrieron el marcador.
Comenzó la tarde con los Engonga, Camarassa, Giner y compañía en el centro del terreno de juego para, junto a los verdiblancos y el actual Valencia CF, rendir homenaje al recientemente fallecido Luis Aragonés, junto a la familia del ‘sabio del Hortaleza’. Su nombre fue coreado durante varias fases del encuentro por la hinchada blanquinegra.
Y eso costó. El Valencia CF repitió la tendencia de los últimos partidos, con una primera parte de dudas, imprecisiones y un juego denso, sin electricidad. La defensa, en la que debutó el hispano-suizo Senderos, ofreció una gran solidez especialmente en el lado de Mathieu, que estuvo sencillamente impresionante.
La poca o nula profundidad del cuadro bético permitió que el francés pudiera salir a cortar las flojas acometidas verdiblancas un tanto adelantado, con una omnipotencia que acabó con la moral de los atacantes rivales.
El público de Mestalla se enfadó y mucho con el árbitro catalán Estrada Fernández, que se comió un clarísimo penalty de Baptistao a Feghouli -otro que se vació en el campo completando un partido de diez-.
Pero el centro del campo valencianista no acababa de enlazar con sus estiletes Vargas, Feghouli y Alcàcer. En parte, porque el Real Betis presionaba al hombre con bastante intensidad, fruto de lo cual el rosario de faltas -las pitadas y las no pitadas por el colegiado- por parte de los béticos a Parejo, Piatti y compañía dieron como para llenar dos hospitales. Y en parte, porque la media blanquinegra no abría el juego a las bandas, empeñándose en la maraña central.
Con todo, Vargas estuvo a punto de sacar petróleo pero el ex madridista Adán le sacó una manopla prodigiosa que conjuró el peligro. Piatti también la tuvo en un mano a mano con el portero bético, pero tras regatearlo, se quedó sin ángulo y no pudo hacer gol.
El primero tuvo que caer a balón parado. A la salida de un córner, Jeremy Mathieu cazó un buen remate que se metió en la puerta de Adán sin remisión. Una vez más, la subida del central desembozó el sumidero verdiblanco. Y Mestalla saltó de alegría, vitoreando al francés porque además de defender como un auténtico tigre, acababa de adelantar a su equipo. No se puede pedir más de ‘kaisser’ del Valencia.
Abierta la lata -corría el minuto 40- y con el Betis aún en la lona, el efecto psicológico se amplió apenas dos minutos después, con un gol de Paco Alcàcer en una jugada por la derecha, levantando a Mestalla otra vez. Vaya final de la primera parte. Dos chicharros seguidos y sin apenas despertarse.
La segunda mitad fue un paseo valencianista. El Betis salió de los vestuarios ya sin fuelle, mientras que los de Pizzi querían comerse el césped desde el primer minuto. Jorge Molina entraba por Cedrick, pero lo único que aportó el Betis en ataque se acabó en el minuto 50, con un saque de esquina que remató Amaya y sacó de puños perfecto Diego Alves para despejar definitivamente el de siempre, Mathieu.
Piatti y Feghouli comenzaron a jugar a lo ‘Oliver y Benji’ haciendo las delicias de Mestalla. El bajito de la clase y el ‘cacahuete’ del Valencia, tan criticados antaño, se han convertido en lo mejor de este nuevo Valencia, con una entrega y un estado físico que nadie se hubiera imaginado apenas hace dos meses. El pequeño argentino se comía la banda como una bala, disparado al ataque con mucho peligro. Sofianne se gustó en el enlace con la delantera dando asistencias de mucho mérito y recuperando balones imposibles. Quizás el partido más completo de Feghouli en lo que va de temporada.
Y el premio le llegó en el minuto 62. Recuperación de balón en el centro del campo, tuya – mía entre Feghouli y Alcácer, y un control y una definición del ‘cacahuete’ que elevó el golazo a los altares de Mestalla. Un estadio que enloquecía ante un golazo de bandera por, ahora sí, uno de sus soldados más aguerridos. Festejó el argelino el gol besando el escudo de su camiseta, un detalle que agradeció la grada.
Pero Alcácer tenía más hambre. El torrentino cuajó un magnífico partido convirtiéndose en una auténtica pesadilla para los centrales verdiblancos, bajando al corte y habilitando a sus compañeros con generosidad. Está creciendo Paco a pasos agigantados, que cinco minutos después marcó su segundo gol de la tarde de cabeza, adelantándose a la defensa bética.
El partido ya estaba muerto, con el Betis esperando el final y el Valencia CF y Mestalla deseando más. Y tuvo más. El chileno Eduardo Vargas tenía que cumplir su sueño: marcar en su estreno en Mestalla. Y vaya si lo hizo. En una jugada que recordó mucho a aquellos misiles de Rubén Baraja desde fuera del área, Vargas conectó un chupinazo que entró en la red bética como una exhalación. Era la confirmación de la manita a un Betis que huele a Segunda División.
De ahí al final, el Valencia comenzó con los cambios y los homenajes con los cambios: a Piatti, por el derroche de fuerza y la entrega; a Alcácer, la perla de la cantera valencianista; y a un voluntarioso Senderos que no se estrenó con gol de milagro, ya que alternó la subida del central con Mathieu y a punto estuvo de conectar para adentro a la salida de un córner.
Pero Mestalla disfrutaba. Hacía mucho tiempo que no veía la parroquia un 5-0 a favor de su equipo, y lo disfrutó a tope. Al final, tres puntos más y las miradas blanquinegras apuntando ya hacia Europa. Sí es posible.
VLC Noticias | Javier Furió. Fotos: VCF