El independentismo catalán se asentó como un fenómeno masivo cuando tuvo lugar la primera gran manifestación de la Diada y CiU apostó por la consulta. Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona publican un artículo en la revista South European Society and Politics sobre las causas de la rápida conversión de una parte sustancial de la ciudadanía catalana hacia la independencia, antes reservada a sectores minoritarios de la población.
El secesionismo en Cataluña aumentó del 19% en 1991 al 41% en 2012, según un estudio de investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona elaborado a partir de las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el Instituto de Ciencias Políticas Sociales (ICPS) y el Centre d’Estudis d’Opinio’ (CEO).
Los autores del trabajo han analizado los factores que influyen en que el sentimiento independentista se haya duplicado en Cataluña en los últimos años.
“La sentencia del Estatut es el elemento que sitúa al sistema político catalán en un nuevo escenario. Sin embargo, creemos que este cambio interactúa con la crisis económica y política más general. El resultado es que la insatisfacción con el estado de las cosas se expresa, en parte, por la vía del independentismo. España es ahora una opción cada vez menos atractiva para sectores crecientes de la población”, declara a Sinc Guillem Rico que, junto con Robert Liñeira, es coautor del estudio que publica la revista South European Society and Politics.
Asimismo, según los investigadores, este particular efecto que tiene la crisis en Cataluña no se habría producido sin la existencia previa de un claro proyecto nacional alternativo en Cataluña, y sin la crisis institucional relacionada con el proceso fallido del Estatut.
No es tanto que la sentencia del Estatut favoreciese el independentismo como que ambos procesos fueron reflejo de una creciente demanda de autogobierno
“No es fácil determinar, con los datos disponibles, en qué momento se produce el punto de inflexión que lleva al independentismo a convertirse en la primera de las opciones entre la opinión pública catalana. En cualquier caso, esto último no ocurre antes de 2010, cuando se produce la sentencia del Tribunal Constitucional frente al Estatut, y amplía su alcance en 2012, con la celebración de la primera gran manifestación de la Diada, cuando Convergència i Unió (CIU) apuesta por la consulta”, apuntan.
Para los expertos, no es tanto que la elaboración del Estatut favoreciese el independentismo como que ambos procesos fueron reflejo de una creciente demanda de autogobierno.
Los autores argumentan: “Un nuevo Estatut podría haber satisfecho esas demandas, pero es precisamente su fracaso el que desencadena un cambio de estrategia por parte de sectores partidarios de aumentar el autogobierno”.
Además, la competencia entre CiU y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) –así como de otros partidos que aparecen a medida que avanza el proceso– radicaliza las posiciones. “Particularmente importante es el protagonismo que ERC, hasta entonces la única formación independentista, adquiere gracias a la aritmética parlamentaria durante el periodo de elaboración y aprobación del nuevo Estatut”, añaden los investigadores.
El nacionalismo moderado se radicaliza
Las últimas encuestas indican que la población que se siente “más catalana que española” –frente a la que se siente “más o solo española” o “solo catalana”– es la que de manera más clara ha modificado sus posiciones hacia el secesionismo. Los simpatizantes de CiU son mucho más entusiastas acerca de la independencia de lo que lo eran en el pasado.
“El secesionismo crece entre los que se sienten solo catalanes, donde ya era mayoritario, y entre los que se sienten más catalanes que españoles, donde no lo era y ahora sí lo es. Aunque también ha crecido entre otros grupos, el independentismo es solo la primera de las opciones entre aquellos”, apostillan los investigadores.
“En la arena autonómica se están dirimiendo cuestiones de primer orden y la gente así lo percibe”, explica Rico
Asimismo, el trabajo subraya el hecho de que en las últimas elecciones autonómicas hubo un máximo histórico de participación, incluso superando a las generales previas. “Esto muestra que en la arena autonómica se están dirimiendo cuestiones de primer orden, y que la gente así lo percibe”, concluye Rico.
En cuanto a la cuestión del alejamiento de Cataluña dentro (o fuera) de España, los datos de las encuestas recogidas por este trabajo no muestran ninguna señal clara, hasta ahora, de que el apoyo popular a la independencia esté retrocediendo.
“Los próximos pasos de los actores clave involucrados aún no están claros, pero serán cruciales para discernir la evolución de la ola secesionista y destinos electorales de los partidos”, subraya el estudio.
Referencia bibliográfica:
Guillem Rico y Robert Liñeira. “Bringing Secessionism into the Mainstream: The 2012 Regional Election in Catalonia”, South European Society and Politics 19 (2): 257-280, 2014. DOI:10.1080/13608746.2014.910324.
Fuente: SINC