Un Instinto Primario con Manifestaciones Culturales
El sexo, aunque es un instinto primario, ha sido vivido de diversas maneras a lo largo de la historia. Más allá de lo fisiológico, los factores culturales y las normas sociales han determinado una pluralidad de comportamientos sexuales. Un ejemplo sorprendente es que en algunas culturas antiguas, la prostitución se consideraba un don de los dioses y el dinero obtenido era visto como una ofrenda sagrada.
Prostitución Sagrada en la Antigüedad
El historiador griego Heródoto documentó que en Babilonia, las mujeres debían sentarse en el templo de Afrodita y entregarse a un extranjero una vez al año como un deber sagrado para con la diosa Milita. Estrabón también señaló que en Corinto, el santuario de Afrodita tenía más de mil heteras (cortesanas) que servían como ofrendas sagradas.
Rechazo y Demonización de Ritos Orientales
Los relatos de Heródoto y Estrabón probablemente reflejaban la visión griega, que rechazaba la prostitución en los templos y demonizaba los ritos orientales. Este rechazo fue continuado por las culturas romana y cristiana posteriores.
Grecia y Roma: Sexualidad y Género
Sumisión Femenina y Dominio Masculino
En las sociedades militarizadas y esclavistas de Grecia y Roma, las mujeres estaban subordinadas y tuteladas por los hombres. En Esparta, aunque la brecha de género era menor, las mujeres eran educadas para criar niños fuertes para la guerra. En general, la religión y las reglas sociales permitían a los hombres cualquier tipo de placer sexual, mientras que las mujeres no gozaban de ninguna libertad sexual.
Eros y Afrodita
En Grecia, Eros regía el amor entre hombres, y Afrodita, el amor heterosexual. La sexualidad masculina era celebrada y libre de restricciones, mientras que la femenina era reprimida. Los ciudadanos varones podían tener múltiples relaciones sexuales, incluyendo con adolescentes, concubinas y esclavas.
Ritos de Paso y Relaciones Sexuales
Educación y Relaciones con Adolescentes
Las relaciones sexuales y afectivas entre hombres y adolescentes eran comunes como rito de paso a la edad adulta. Platón defendía esta práctica como una tradición civilizada, en contraste con la percepción bárbara de rechazarla.
Hetairas y Prostitución
Las hetairas eran cortesanas de lujo que participaban en los simposios masculinos. Los griegos y romanos veían la prostitución como una actividad legal y aceptada, aunque las mujeres adúlteras enfrentaban severos castigos, como la venta a la esclavitud.
Violencia Sexual y Rechazo de la Sodomía
Represión de la Sexualidad Femenina
En Roma, la represión de la sexualidad femenina era extrema. Las mujeres podían ser castigadas por adultery, y la violencia sexual era común. El maltrato conyugal era tolerado y justificado por figuras como San Agustín.
Prohibición y Castigo
La prostitución era legal, pero las prostitutas debían pagar impuestos. La sodomía, incluyendo el coito anal y otras prácticas no reproductivas, fue condenada y asociada con herejías medievales.
Moral Judeocristiana y Sexualidad
Rechazo del Deleite Carnal
La moral judeocristiana rechazó el placer carnal y consideró pecaminosas todas las prácticas sexuales no reproductivas. La prostitución fue vista como un mal menor, mientras que la sodomía y otras prácticas no convencionales fueron demonizadas.
Conclusión
El sexo, aunque es un instinto primario, ha sido moldeado profundamente por las normas y valores culturales a lo largo de la historia. Desde la prostitución sagrada en Babilonia hasta la represión de la sexualidad femenina en Roma y el rechazo judeocristiano del deleite carnal, las actitudes hacia el sexo reflejan la compleja interacción entre naturaleza humana y cultura.