Silvia Peris
Periodista
Cada cierto tiempo aparece en la prensa la noticia de la muerte masiva de ballenas, varadas en costas remotas, sin que se encuentre explicación lógica al suceso. Ballenas piloto eligen la costa suroeste del Estado de Florida para morir. Esta especie de ritual de “suicidio colectivo” dejó el saldo, hace un año aproximadamente, de 25 ejemplares que fueron hallados en las playas de Kice Island, algunas millas al sur del sitio donde días antes habían muerto otros ocho. Era el tercer varamiento masivo de esta especie ocurrido en la zona. En cuestión de un año han fallecido 55 ballenas piloto por causas aún desconocidas.
Siete cachalotes agonizantes recalaban años atrás en las proximidades de una playa de la región de Apulia, en la costa Adriática. En esta ocasión, los investigadores mostraron su extrañeza al no ser esta zona frecuente en el tránsito de estos cetáceos y en esa época del año en concreto. Y no tenemos que irnos muy lejos, no hace ni un mes, las autoridades locales neozelandesas alertaban del varamiento de 22 ballenas piloto. Algunas habían muerto a su llegada a las costas y a otras tuvieron que matarlas porque era ya imposible salvarlas.
Científicos e investigadores buscan la explicación a semejantes trágicos sucesos, un goteo constante de óbitos entre esta especie animal, sin que hayan llegado a conclusiones taxativas, solo se trata de hipótesis formuladas con cierta solidez empírica. Ramón J. Sender escribió en el año 1979 un librito en su intento de dar luz sobre el asunto. Lo tituló “Por qué se suicidan las ballenas” y le sirvió como excusa para reflexionar sobre el hombre del siglo XX y su inquebrantable vocación de destrucción del ecosistema que, aún hoy continúa y acrecentada en el hombre del siglo XXI.
Sender defiende categóricamente que las ballenas se suicidan voluntariamente y que no es la polución o contaminación acústica de los océanos la causante de estos suicidios colectivos. No es la primera vez que hechos de este tipo suceden. Relata el escritor de cómo las ballenas acuden con cierta frecuencia a las costas de la Baja California y de Florida para dejarse morir por desecación. Y, ¿por qué quieren suicidarse las ballenas?, unos animales que tienen el cerebro diez veces más grande que nosotros, los seres humanos. Son infinitamente más inteligentes e inofensivas que nosotros …Pareciera que hayan decidido hacerlo desde que ha aumentado su persecución y caza, desde que los mares y océanos registran altas cotas de contaminación ambiental.
Y en esa reiteración y reflexión previa que desarrolla Sender a lo largo del libro, se vuelve a preguntar:
“Por qué se suicidan esos enormes cetáceos antediluvianos que tienen una capacidad de anticipación intuitiva diez veces mayor que nosotros y que renunciaron hace cientos de millones de años a las tareas que han llevado a los hombres a lo que llamamos la “civilización”? ¿Qué es lo que en su intuición perciben las ballenas? ¿El riesgo probable del fracaso de la vida orgánica incluidos los genes de las especies vertebradas y mamíferas? ¿Una anticipación voluntaria de una destrucción inevitable y próxima? “.
Los seres humanos llevamos el universo entero en nuestro sistema nervioso. Y ésta no es una aseveración que realizo desde una concepción esotérica o espiritual. Ramón y Cajal (recoge Sender en su libro) ya dijo que el sistema nervioso del hombre y la mujer (especialmente en el cerebro) tiene más neuronas y sinapsis de neuronas (unidades activas) que unidades físicas de materia (átomos y electrones) hay en el universo entero. ¿No es asombroso? Y si esto es así, las ballenas teniendo un cerebro diez veces más grande que el nuestro, y con predominio de genes intuitivos, ¿por qué deciden suicidarse? Concluye el escritor de la siguiente manera: “las ballenas, con una capacidad de intuición enormemente superior a la nuestra, parece que han decidido que no vale la pena seguir viviendo..”
La reflexión sería la siguiente ¿nos están avisando las ballenas de algún peligro amenazante? ¿es una llamada al orden en este desequilibrio medioambiental que estamos propiciando, en esta carrera hacia la destrucción ecológica del planeta?
Son solo reflexiones que surgen de la lectura atenta del libro de Sender y de estos hechos misteriosos de la muerte de ballenas que suceden cada vez más frecuentemente y a los que los científicos no dan respuesta.
Mientras nosotros los seres humanos no tomemos conciencia de nuestra responsabilidad, del colapso inminente en esta carrera de crecimiento masivo y agotamiento de recursos naturales, continuaremos siendo cómplices de esa destrucción que parecen presentir de una forma intuitiva nuestras compañeras, las sensibles e inteligentes ballenas.