Colombia y España se enfrentan por la propiedad del Galeón San José, un tesoro hundido frente a Cartagena de Indias que ahora protagoniza una batalla legal que parece sacada de un episodio de “Suits”.
Desde las profundidades del Mar Caribe, emerge una historia que tiene más giros de trama que una telenovela venezolana. El Galeón San José, hundido en 1708 con un tesoro valorado en 20.000 millones de dólares, no solo está lleno de monedas de oro y plata, sino también de problemas legales. Porque, claro, si algo nos enseñaron los piratas es que nunca hay un tesoro sin una buena pelea por él, y en este caso, ni los corsarios ni los saqueadores están involucrados: son los abogados los que están empuñando sus plumas (o teclados, en este siglo) para determinar quién se quedará con el botín.
El barco, que transportaba lo suficiente para comprar una isla o dos, fue encontrado por Colombia en 2015, y desde entonces comenzó la verdadera aventura: la lucha por ver quién es el legítimo dueño del tesoro. Y mientras España se aferra a su bandera diciendo “¡es mío, es mío!”, Colombia replica “se hundió en mi patio, así que es mío”. El problema es que ningún patio es tan fácil de defender cuando está a varios metros bajo el agua.
El tesoro submarino que todos quieren (menos el Kraken)
El Galeón San José no es un simple barco hundido. No, señor. Este barco es el equivalente histórico a un bote salvavidas lleno de billetes de lotería premiados, diamantes, y un par de McDonald’s Cuarto de Libra en perfecto estado (bueno, quizá no tanto). Al momento de su hundimiento, el San José estaba cargado de monedas de oro, plata, joyas y otros bienes que España había recogido durante su dominio colonial en América. En resumen: lo mejor del Black Friday, pero del siglo XVIII.
Sin embargo, al encontrarse con los corsarios ingleses (que, al parecer, también tenían ganas de aprovecharse de las rebajas), el San José fue atacado y hundido. Desde entonces, el barco desapareció en el abismo del Caribe, llevándose con él su legendario tesoro. Hasta que, siglos más tarde, los cazatesoros y el gobierno colombiano lo encontraron, desatando una nueva clase de batalla, esta vez en las cortes internacionales.
Los abogados toman el timón: Colombia contrata refuerzos franceses
Colombia no está sola en esta cruzada. Para defender su reclamo sobre el tesoro, el gobierno ha contratado a la firma francesa GBS Disputes, que junto a Xtrategy LLP, serán los encargados de sacar a flote el argumento de que el San José pertenece a Colombia. ¡Vaya ironía! Para lo que no flotó en el mar, intentan hacerlo flotar en tribunales.
Y es que para Colombia, este no es solo un caso de “quién se queda con las monedas”. No, para los colombianos esto es una oportunidad de oro (literalmente) para contar la historia del San José desde su propia perspectiva, y no la versión que siempre ha sido narrada por los historiadores europeos. Como bien dijo Alhena Caicedo, directora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH): “La historia siempre la cuentan los ganadores”. Claro, y en este caso, España lleva siglos siendo “el equipo local” en esta narrativa.
Pero ahora Colombia quiere reescribir ese guion. ¿Por qué no? Después de todo, si algo hemos aprendido de los últimos años es que cualquier historia puede ser contada de diferentes formas, sobre todo cuando hay 20.000 millones en juego.
¿Qué pasó realmente con el San José? El misterio bajo el agua
Como si fuera poco el embrollo sobre quién se queda con el tesoro, ahora los investigadores colombianos también han lanzado una nueva teoría: el San José no fue hundido por los ingleses, o al menos no de la forma en que se ha contado. Según las últimas investigaciones, el barco podría haber sufrido un desperfecto técnico debido a una mala reparación, algo que suena mucho menos épico que una explosión en medio de un combate.
Imagina lo siguiente: llevas tu barco a revisión, te hacen un arreglo de emergencia mal hecho, y luego te hundes por culpa de un error humano. ¡Vaya fracaso! Y pensar que durante siglos nos han vendido la versión de una explosión espectacular durante una heroica batalla naval.
Este nuevo enfoque no solo cambia la narrativa histórica, sino que le da a Colombia un impulso para seguir adelante con su investigación, porque, si bien es cierto que nadie puede resistirse a un buen relato de piratas, a veces la verdad es más extraña (y menos glamurosa) que la ficción.
España contraataca: “Nuestro barco, nuestras reglas”
En cuanto a España, no está precisamente tomándose un café mientras ve cómo Colombia hace su investigación. ¡No! Los españoles han dejado claro que el San José es un buque de Estado, lo que significa que sigue siendo propiedad de España, sin importar en qué océano se haya hundido. Y, claro, este argumento está respaldado por las leyes internacionales y la Convención de la UNESCO, que dicta que los barcos de guerra no pierden su propiedad aunque estén en aguas de otro país.
Según España, el San José no es solo un tesoro perdido, es también una tumba submarina, ya que cientos de marineros españoles perdieron la vida en el naufragio. Y si hay algo sagrado para los españoles, más allá del gazpacho y el flamenco, es el respeto por sus caídos en combate. Así que cualquier intento de Colombia por explotar comercialmente los restos del galeón no será bien recibido por la Madre Patria.
El futuro del San José: ¿Tesoro de piratas o reliquia intocable?
Lo que está claro es que el San José seguirá siendo un punto de conflicto por muchos años más. Con tantas partes reclamando su derecho sobre el tesoro, el barco se ha convertido en un símbolo de cómo el pasado puede reaparecer para complicarnos la vida en el presente. Además, no se puede ignorar que la cifra de 20.000 millones de dólares es suficiente para que cualquier país (o individuo) luche con uñas y dientes por llevarse su parte.
Colombia, por su parte, no solo quiere el tesoro, sino también el control de la narrativa histórica. Y mientras tanto, España se aferra a su derecho internacional, dejando claro que no va a dejar ir ni una moneda sin pelear.
Reflexión final: ¿Piratería legal en pleno siglo XXI?
La pregunta del millón (o de los 20.000 millones): ¿Qué harías tú si encontrases un tesoro así? ¿Te lanzarías a una batalla legal o simplemente te irías corriendo con un par de monedas bajo el brazo? Además, ¿crees que es justo que Colombia reclame el tesoro porque se hundió en sus aguas, o debería respetarse la propiedad original de España? Vamos, lector, dinos tu opinión. ¿Tú serías más de pirata o de abogado?