Era sin duda alguna una tarde para el valencianismo, un día para entonar el ya famoso ‘#TotsPodem‘ y dedicárselo al gran Puchades, presente tanto en las gradas como sobre el césped. Los jugadores valencianistas lucían en sus camisetas, como un segundo nombre bajo el número del dorsal, el de Puchades. En las gradas, una enorme pancarta rezaba ‘Tonico Puchades’ con el escudo del club de su vida en el centro. Y quizás, sólo quizás, el capitán Albelda -curiosamente con el mismo ‘6’ que luciera Puchades durante toda su carrera en el Valencia- se despedía del estadio en el que lo ha sido todo. Y sobre el césped, el futuro valencianista encarnado en los niños dibujaba el nombre del crack de Sueca.
El resultado del partido es engañoso. El Valencia desplegó sobre el césped un magnífico partido que mereció regalar a la afición algunos goles más que el solitario acierto de Soldado. El dominio ‘ché’ desde los primeros compases no se materializó en goles porque el Granada hizo desaparecer los huecos, fortificado atrás. Los andaluces renunciaron completamente al ataque y su numantina resistencia dificultaba más aún los intentos del Valencia CF por llegar a la meta de Roberto.
El juego comenzó a convertirse en un monólogo, con los hombres de Valverde intentándolo de todas las formas imaginables y los de Alcaraz resistiendo sin descanso. Y de forma inexplicable, a pesar del gran primer tiempo del Valencia, llegó el descanso con el 0-0 inicial.
En éstas, llegó el segundo momento memorable de la tarde: Valverde intentaba cambiar la solidez defensiva que aportaba el gran capitán Albelda por el mordiente del ataque representado por el cántabro Canales… O simplemente adelantaba el merecido homenaje de la afición a otro ‘6’ mítico. Y Mestalla se puso en pie, coreando su nombre, dándole todo el cariño a su gran capitán… por si era el último partido como blanquinegro.
La tarde de transistores comenzó, entonces, a hacerse sentir en Mestalla. La Real, que hasta ese momento perdía 0-1, encajaba otro gol y alegraba el ánimo de Mestalla, que veía cómo a pesar del empate de los suyos, se conseguía la cuarta plaza y, salvo tragedia en el último partido, se aseguraba la Champions.
Y, como si la providencia quisiera hacer caso al ‘Txingurri’ al cambiar al de la Pobla Llarga por el cántabro, llegaba la jugada del partido. Banega abría a banda para Joao Pereira, y el portugués servía un balón perfecto para que Roberto Soldado, el ‘killer’ valencianista, inaugurara el marcador con un soberbio remate de cabeza que situaba al VCF en puestos de Champions.
Lo que pasó después fue más que tranquilizador para la parroquia valencianista. Los hombres de Valverde no perdían ni un ápice de intensidad y dominaron a los granadinos sin problemas, mientras en Anoeta los goles iban cambiando mínimamente las cosas (1-2, 2-2, 2-3 y finalmente 3-3). En Mestalla, el Granada se quedaba acorralado en su área ante las acometidas del Valencia, que intentaba cerrar el partido con el segundo. Jonas a punto estuvo de conseguirlo a pase de Canales. El cántabro fue el antídoto perfecto para ‘reventar’ la muralla defensiva del Granada, sin duda.
La cuarta victoria consecutiva del Valencia le daba así la cuarta plaza y, por consiguiente, estar más cerca de la Champions. Ahora más que nunca, los valencianistas entonarán en la última jornada el consabido #TotsPodem para empujar a sus ídolos hasta una victoria ante el Sevilla -que en el 9º puesto y a 5 puntos del Rayo, tendría que esperar una carambola adminstrativa para entrar en Europa- en su propio feudo. La Real, que se juega el todo por el todo en La Coruña contra el Dépor, lo tendrá más difícil puesto que los gallegos se juegan nada menos que la permanencia.
VLC Ciudad / Javier Furió. Fotos: Valencia CF.