El Valencia solventó la visita a Llagostera con un 0-2 que deja más que encarrilada la primera eliminatoria copera en la que participa el conjunto de Mestalla y deja el encuentro de vuelta en poco menos que mera anécdota.
El reto no era cómodo, más cuando el equipo de Pellegrino no podía permitirse otro desliz, ante un rival de muy inferior categoría, sobre todo después de la mala imagen que los valencianistas ofrecieron en la última visita liguera al Benito Villamarín.
Un campo de dimensiones muy reducidas, con céped artificial y con una intensa lluvia que no cedió ni un sólo minuto. A todo eso y a la responsabilidad de mejorar la imagen liguera se enfrentaba un equipo que, aunque al principio se le atragantaron todas las circunstancias, el gol en el último minuto de la primera mitad de Jonas perfiló las cosas.
El Llagostera sabía perfectamente cuáles eran sus armas. Un fútbol muy rudimentario, sin apenas transición en el centro del campo y con un delantero corpulento a la antigua usanza pusieron a prueba a la defensa valencianista que tuvo el primer susto con un tanto anulado a los locales que hizo espabilar al Valencia que, si bien no encontraba sitio para hacer su fútbol en unas dimensiones muy reducidas sí que fue capaz de aprovechar su mayor calidad en una jugada a balón parado en la que Jonas acertó a rematar al fondo de la red.
El gol hizo que el Valencia tomara las riendas del encuentro en los primeros minutos de la segunda mitad. Banega parecía encontrar algunos huecos entre la poblada defensa catalana y el marcador se pudo ampliar en un nuevo remate de Jonas que el árbitro anulo por fuera de juego.
Pocos minutos más tarde llegó la sentencia definitiva con un remate espectacular de Valdez a la salida de un córner.
El gol, que dejaba más que sentenciada la elimintoria, pareció apagar a los locales que, además, comenzaban a notar el cansancio de un encuentro ante un equipo mayor con un campo muy pesado por la lluvia.
Pero el Llagostera aún iba a tener su oportunidad en un penalti cometido por Barragán que Segarés, que engaó bien a Guaita, vio como el poste repelía su lanzamiento. Pudo ser el premio a un equipo que intentó la machada pero al que le pudo la calidad de un Valencia que, con muchos cambios en el once inicial, dejó clara su superior categoría.