La visita a las Fallas de Elda supone experimentar la esencia de las fallas valencianas y de las hogueras alicantinas, al estar enriquecidas con matices de estas dos grandes fiestas.
El fin de semana siguiente a las Fiestas Mayores, se celebran las fallas en Elda, aportando actos únicos que las diferencian del resto. Las fallas nacieron por iniciativa popular en el año 1929 y, desde entonces, con nervios y alegría se montan el jueves, día en el que tiene lugar la Plantá. Así el viernes amanecen las calles ocupadas por los monumentos llenando de color y vida la ciudad. Durante cuatro días se realizan diversos actos como son: la elección del Ninot indultado, que se libra de arder entre las llamas; la entrega de premios a las comisiones falleras; la ofrenda floral a los patronos de las fiestas San Crispín y San Crispiniano; y la Procesión.
El momento más emocionante es el de la Cremá, llegada la noche del domingo y tras la Procesión, a media noche, se comienza prendiendo la falla oficial situada en la Plaza de la Constitución. Sucesivamente se van prendiendo el resto, hasta llegar a la falla ganadora de ese año, la última en arder. Con ella, llega el final de las fiestas, pero también comienza un nuevo año de trabajo e ilusión para preparar las fiestas del siguiente año.
Visitar Elda es hacer un viaje a la cuna del calzado de señora, a sus tradiciones y a sus raíces. Además del calzado y sus parajes únicos, las fiestas son un reclamo para todo el que quiera visitar esta acogedora ciudad.
¡Te lo vas a perder!