El movimiento vecinal de Valencia y de la Comunidad Valenciana ha quedado huérfano con el fallecimiento este jueves 8 de agosto en el Hospital General, de uno de sus dirigentes históricos, de Marcial Martínez López. Sus familiares, como su esposa María Amparo; amigos y conocidos le guardan respeto en el Tanatorio Municipal de Valencia donde mañana a las 15 horas tendrá lugar la misa funeral y posterior incineración en el mismo lugar.
Marcial Martínez López fue fundador de la entidad que fue el embrión de Cave-Cova, de la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de l’Horta. Martínez nació en la localidad conquense de Palomera y llegó a Valencia en 1957, justamente el año de la riada en la que él junto con un grupo de personas intervino ayudando en las labores de rescate y desescombro en el Barrio del Cristo.
El fallecido fue miembro de la Orden de Dominicos, y estuvo sirviendo en la sede en la calle Cirilo Amorós de Valencia; funcionario de la Generalitat Valenciana y director de la Catedrá 3 Religiones de la Universitat de Valencia, entre 1999-2009 y de la que era miembro de honor hasta el pasado curso y secretario de la Confederación de Asociaciones de Vecinos de España, CAVE, además de fundador de la Asociación de Vecinos de Nazaret.
Ramón Arqués, presidente de la asociación vecinal de Nazaret, lo recordaba ayer. ¨Siempre tuvo momentos para los demás. Se desvivía por ayudar a todos y él siempre decía quedaba para después. Fue una gran persona que ha dejado huella allá por donde ha pasado. Siempre iba a estar con los demás, a escuchar sus problemas y vivencias ¨
Martínez ayudó a numerosas meretrices a llevar una vida más llevadera allá por los años 60 y durante dos años se enroló de incógnito, ya que no desveló su pertenencia a la orden religiosa, en una embarcación pesquera en el tiempo que estuvo en la Ermita de San Pedro Pescador en el Cabanyal.
Después de esos dos años en la mar recaló en Requena donde en la Casa de los Dominicos se puso ayudar a la gente joven y promovió el Hogar de la Juventud Obrera de Requena en 1968
Regresa a Valencia en 1970 y posibilita la fundación del Hogar del Taxista con la finalidad de ayudar a este colectivo tan necesitado en aquellos momentos.
Su llegada a Nazaret tiene lugar en 1973 y desde el principio contactó con la gente del barrio y empezó a ayudarles para crear la Asociación de Vecinos, una de las primeras con esa denominación en Valencia en esa época de la Dictadura. La organización se constituyó formalmente en 1976 y él fue su primer presidente y también el primer dirigente en 1977 de la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de l’Horta, que dos años más tarde, en 1979, pasa a denominarse Federación de Asociaciones de Vecinos de la Comarca de l´Horta y en las siguientes elecciones dejó el cargo relevándole Domingo Laborda.
Es en los años 80 cuando dejó la orden de los Dominicos y es en esa década cuando en 1988 funda junto con otros dirigentes del movimiento vecinal la primera entidad vecinal con ámbito en la Comunidad Valenciana, la Federación de Asociaciones de Vecinos de la Comunidad Valenciana y le sustituye en el cargo Hugo Zárate
Además, fue secretario de la Confederación de Asociaciones de Vecinos de España, CAVE, entre 1993-1995.
En la etapa comprendida entre 1991 y 1995 formó parte del gabinete de Presidencia de la Generalitat Valenciana cuando el socialista Joan Lerma fue presidente. De esos años cabe destacar que Martínez propició la constitución de la Confederación de la Unión Democrática de Jubilados y Pensionistas de la Comunidad Valenciana. Después estuvo en el área de Turismo hasta su jubilación.
Uno de los galardones que guardaba con cariño fue el de socio de honor del Centro Cultural Islámico de Valencia que le concedieron en el año 2009 coincidiendo con el XV aniversario del citado centro.
Es nuestra arma para acabar con la impunidad de los más poderosos.
Te necesitamos a ti también para seguir haciendo un periodismo libre de presiones políticas y económicas
Hay mucho trabajo detrás de una noticia. Contrastar fuentes, redactar, analizar, recabar información… Pero todo esto implica unos costes muy altos, porque aunque parezca una obviedad, hacer buen periodismo, en estos momentos, es complicado.