En un veredicto que marca un precedente importante en el ámbito de la responsabilidad hospitalaria, la Sección Sexta de la Audiencia de Valencia ha resuelto en favor de una joven paciente, concediendo una indemnización que supera el millón de euros por las secuelas neurológicas graves que sufrió debido a una infección hospitalaria ocurrida justo después de su nacimiento en agosto de 2014. Este caso, que ha culminado con una sentencia firme, pone de manifiesto los riesgos inherentes a las prácticas médicas y la importancia de los protocolos de asepsia en los centros hospitalarios.
Cronología de un Caso Complejo
La afectada, una niña nacida prematuramente por cesárea en el Hospital 9 de Octubre de València, desarrolló una infección severa 42 horas después de su nacimiento. A pesar de las medidas preventivas iniciales, como el tratamiento con antibióticos profilácticos y la intubación, la menor se vio gravemente impactada por un germen intrahospitalario, resultando en inestabilidad hemodinámica, coagulación alterada y múltiples hemorragias cerebrales. Esta cadena de eventos condujo a secuelas permanentes, incluyendo encefalomalacia, porencefalia, retraso en el desarrollo, ceguera y epilepsia.
El Fallo Judicial y su Significado
La decisión de la Audiencia de Valencia no solo implica una compensación económica para la menor y su familia sino que también recalca la responsabilidad de las instituciones médicas en la prevención de infecciones nosocomiales. La sentencia subraya la inversión de la carga de la prueba en estos casos, señalando que es el centro hospitalario el que debe demostrar la ausencia de culpa en la aparición de la infección.
Reflexión sobre los Protocolos Hospitalarios
Este caso resalta la crítica necesidad de establecer y seguir rigurosamente los protocolos de asepsia dentro de los centros médicos. La Asociación ‘El Defensor del Paciente’, a través de sus representantes legales, Javier Bruna y Carlos Sardinero, enfatiza que la prevención de infecciones hospitalarias es posible y su reducción significativa es factible mediante la aplicación estricta de medidas preventivas. Este veredicto no solo representa una victoria para la familia afectada sino que también envía un mensaje claro sobre la importancia de la seguridad del paciente y la calidad del cuidado médico en los hospitales.
Este caso deja en evidencia los desafíos que enfrentan los pacientes y sus familias cuando ocurren errores médicos y la importancia de la vigilancia y la responsabilidad en el cuidado de la salud. La indemnización otorgada refleja no solo la gravedad de las secuelas sufridas por la menor sino también la responsabilidad que recae sobre las instituciones médicas de garantizar entornos seguros y libres de riesgos evitables para sus pacientes.