El Péndulo | Redacción.- INTRAMURS Festival per l’art a València, proyecto para la promoción de todas las artes contemporáneas enclavado dentro del área que las antiguas murallas de Valencia delimitaban, retoma su impulso el próximo noviembre con su tercera edición.
En la presentación del festival, que tendrá lugar este jueves 16, este colectivo de profesionales formado por artistas, diseñadores, gestores y teóricos del arte, compartirá con el público las novedades de la nueva edición que, como acostumbra, contará con la participación de asociaciones, instituciones y comercios la zona centro de Valencia con la intención de dinamizarla culturalmente.
El centro histórico de la ciudad, cuna de tradiciones y de artistas desde hace siglos, cuya imagen genuinamente bohemia perdura hasta la actualidad, volverá a ser durante 10 días de noviembre el marco perfecto para impulsar el panorama artístico contemporáneo y convertir las calles de la ciudad en un macroescenario interdisciplinar donde el público asistente sea el que acabe de completar las propuestas artísticas.
En la anterior edición, celebrada a finales de octubre del 2015, participaron 400 artistas de distintas disciplinas (desde happenings, performances y actuaciones musicales hasta intervenciones urbanas, festival de dj’s, pasando por escaparates ‘tuneados’, galerías, bares…), INTRAMURS se consolidó como uno de los festivales más prestigiosos de España e influyentes dentro de Europa.
Dentro del marco de la presentación de INTRAMURS, y en sus acciones previas a la celebración del mismo, el artista Carlos Llavata llevará a cabo ‘Excarcelación’, una propuesta inédita que continúa la trilogía denominada ‘Simulacros’, cuya primera entrega se realizó en Arco en Madrid 2010. El planteamiento resulta de lo más sencillo: en ‘Excarcelación’, instalación site-especific sobre la relación entre el espacio performing con los cuerpos de seguridad (bomberos, policía, samu…), se estrechan los márgenes existentes entre lo privado y lo público.
Carlos Llavata se adentra, una vez más, en el territorio hostil de su propia biografía, para convertirse en víctima de un accidente de tráfico. Un siniestro figurado que nos remite al absurdo de la ficción dentro de ciertos hechos basados en una potencial realidad. El rescate del artista accidentado por parte de algunos efectivos de los cuerpos de seguridad, los otros protagonistas de esta performance, nos permiten abundar en la vieja idea baudrilardiana de simulacro. Porque la vida, tal como la entendemos, puede ser considerada un fake. Un argumento mejor que cualquier otro.