El Péndulo | Jimmy Entraigües.- Francisco José Motos Martínez presentó en Valencia su segunda novela, ‘La estación del destino’ (Editorial Círculo Rojo, 2014), bajo el marco de un encuentro donde brilló la danza y la música y la compañía de buenos amigos.
Nacido en Lorca (Murcia), Motos Martínez se dio a conocer como autor hace tres años con la novela ‘El perseguidor de sueños’, una obra por la transita la búsqueda y la intriga y donde lo desconocido no es más que el encuentro con uno mismo.
En esta ocasión, José Motos Martínez, nos sumerge en un viaje por donde los personajes intentarán dar respuesta a su pasado al tiempo que desvelan su presente. Un viaje interior y vital cargado de secretos y confesiones que habilitan segundas oportunidades y nuevos comienzos. Un viaje que arranca cuando uno cree que llegó al final del camino.
El Péndulo de Valencia Noticias charló con Francisco José Motos Martínez para conocer los secretos y verdades que guarda ‘La estación del destino’.
El Péndulo: ‘La estación del destino’ es todo un viaje exterior y, sobre todo, interior de tus personajes lo que les obliga a una profunda reflexión sobre sus vidas.
José Motos Martínez: Sí, sí. Realmente es un propio viaje interno de los personajes y de buscarse a sí mismos porque…, se han ido perdiendo y porque se han sentido diluidos por la omnipresente figura del patriarca que aparece al principio. Es un viaje físico, en el territorio, pero también se recorre una parte que se han dejado olvidada de ellos mismos. Han dejado olvidada esa parte profunda, muy interna, que luego les da una segunda oportunidad a todos y que…, es esa idea mágica que subyace casi desde el principio.
E.P.: En el fondo el viaje físico es el punto de partida para la búsqueda interna.
J.M.M.: Sí, efectivamente. Eso es así. Quizás no nos damos cuenta que cuando viajamos físicamente no deja de ser una extensión de la identidad y de la construcción.
E.P.: Pero para el narrador de esta historia, y las voces que juegan en ella, el viaje interno acaba siendo muy sustantivo.
J.M.M.: Es cierto, es una buena observación. He procurado que el final sea sorprendente y quizás sea una vuelta hacia ellos mismos. En ese recorrido se acaban encontrando en un punto de partida en el que se perdieron. Es como…, mejor dicho, son como pequeños viajes que cada vez que se suben a una emoción, que han ido olvidando, es una pequeña parada que les descubre algo de ellos mismos o de las personas que les rodean.
E.P.: Y, al mismo tiempo, van surgiendo secretos propios y secretos de familia.
J.M.M.: Bueno, sí. La peculiaridad de esta familia es que está horadada por las medias verdades, los disimulos, por los ‘qué dirán’…, digamos que está constreñida por su propio microcosmos que se han creado y que gobierna con mano de hierro el patriarca, en este caso.
E.P.: Precisamente la figura del patriarca es donde se proyecta el dolor.
J.M.M.: Es verdad que el dolor está latente y solamente se suelta a través de ‘matar’ al padre y que va por esa línea. Sería interesante y prolijo de comentar este apartado pero…, vamos a dejar que el lector también intervenga con su punto de vista.
E.P.: El personaje de Ana también resulta ser muy interesante.
J.M.M.: Y lo es y…, quizás a hilo de esto me gustaría comentarte que la novela es un homenaje a toda una generación de mujeres que han sido invisibles, no solo en lo físico, sino desde el punto de vista legal. Si nos paramos a pensar, solo un momento, descubriremos que hace poco más de treinta años una mujer en España no podía abrir una cuenta bancaria a su nombre, dependía del marido. Además, no podía viajar sin su autorización, no podía disponer de un pasaporte…, era invisible a los ojos de la realidad.
E.P.: Tampoco disponían de la patria potestad sobre sus hijos.
J.M.M.: Correcto. Realmente eso debería ser una amargura muy grande ya que hubo una generación de mujeres muy potentes, muy vitales y, además, con mucha capacidad y…, todo esto ha pasado muy desapercibido. Además, y esto es un apunte más personal, estas madres, estas mujeres, estas señoras fueron muy importantes en el entorno familiar. Yo he querido hacer un pequeño homenaje a mi madre, en el libro, a la que perdí durante la escritura de esta novela.
E.P.: Creo que pese a los años de invisibilidad de la mujer, tanto en lo legal como en lo personal, han sabido trabajar desde esa segunda línea y constituir una columna fundamental dentro del marco familiar y social. Incluso mujeres que han tenido situaciones difíciles, con sus maridos o con su sociedad, han sabido poner fronteras ante el dolor para sacar sus vidas y la de sus hijos adelante.
J.M.M.: Coincido plenamente contigo. Habría que hacerles un monumento mayor. Estas mujeres nos han permitido al resto estar donde estamos. Este país no sería el mismo sin esas mujeres luchadoras, abnegadas y que lucharon desde diversos frentes para sacar sus vidas. Podemos ver esa realidad y ese universo en las maravillosas obras de García Lorca. Estas mujeres han sabido esquivar el horror, la miseria y la mediocridad de personas que han estado a su lado.
E.P.: Creo que ‘La estación del destino’ es una historia de mujeres y de un modelo de mujer de un espacio muy concreto. Por momentos se acerca a los territorios que tanto fecundaba Emilia Pardo Bazán.
J.M.M.: Sí, sí, salvando las distancias, claro, respecto a esa gran autora que fue doña Emilia Pardo Bazán. Ella supo contar historias de mujeres muy fuertes e independientes. En realidad ella no deja de describir una realidad que existió y que se mantuvo durante décadas. ‘La estación del destino’ habla de mujeres y de sus universos íntimos y familiares y de lo que supone tener la oportunidad de seguir adelante con estas cargas.
E.P.: José Motos Martínez, muchísimas gracias por atendernos y te deseamos mucho éxito con esta segunda novela.
J.M.M.: Muchas gracias a vuestro medio y…, espero que los lectores de Valencia se hagan cómplices de esta novela y encuentren una historia cargada de emociones y personajes cercanos.