El Péndulo | Jimmy Entraigües.- El fotógrafo Alfonso Legaz se propuso realizar algo más que una exposición de fotografías en la galería Espacio 55, del barrio de Benimaclet. Su idea puede resumirse como una búsqueda, una búsqueda que se ramifica desde la memoria individual hasta la colectiva y de ahí llegar hasta la memoria social y por lo tanto, casi global. Hasta el próximo día 26 hay posibilidades de ver esta interesante instalación que hará que el visitante se sumerja en algo más que el pasado o el recuerdo.
Empleando la fotografía, el vídeo y la literatura, ‘Kairós 19’ genera un documento/artefacto a partir del testimonio de experiencia real de espacios biográficos del universo individual del músico ciego Julio Galcerá, que son a la vez territorios pertenecientes a la memoria colectiva del barrio de El Carmen y Velluters, dos barrios asentados en el espacio histórico fundacional de Valencia, donde el músico ha desarrollado gran parte de su trayectoria como cantante.
A partir de 19 espacio públicos biográficos, seleccionados por el músico, se elaboran ‘cuadros sonoros’ asociados a piezas audiovisuales donde Galcerá vuelca su testimonio de los últimos 50 años de experiencia.
A la vez, 100 personas someten su memoria a un dispositivo perfomático elaborado a partir de la imagen fotográfica de esos 19 espacios: escriben su testimonio en tarjetas postales con la imagen de cada uno de los espacios que son enviadas por correo ordinario al espacio expositivo. Con ello se ha construido la red de memoria que da forma al documento.
‘Kairós 19’ invita a una reflexión sobre la mecánica de construcción de la memoria biográfica y los materiales narrativos empleados a partir del encuentro de los itinerarios del ‘yo y el otro humanos’ en el espacio contemporáneo.
Aportando pruebas de experiencia vital de lo individual a la construcción de lo colectivo, ‘Kairós 19’ se dispone como motor que alimenta señales visibles de dos entidades que se complementan y trascienden alcanzando su sentido en el acto subjetivo de la memoria y, desde el testamento de experiencia, ayudar a la construcción del ser humano por sí mismo, del mito y de los pueblos, y ello con independencia del poder.
Hablamos con Alfonso Legaz sobre este documento testimonial y gráfico de la memoria en el espacio expositivo y descubrimos que el diálogo con las imágenes es algo más que la contemplación del pasado y el presente.
El Péndulo: ¿Cuándo uno entra en la sala debe hacer un recorrido concreto o.., puede alterarlo?
Alfonso Legaz: Tal como concebí la exposición no hay un recorrido concreto. No hay un inicio, ni un final. La exposición es circular, cíclica. Podemos empezar por un punto y a partir de ahí seguirlo. Lo hice con la intención de que el visitante realizara un recorrido circunvalatorio. Me interesó trabajar aspectos de la vida de Julio Galcerá desde el punto de vista del espacio y no directamente de la persona, del relato. Un poco retomando aquello de Roland Barthes en su libro ‘La cámara lúcida’ donde habla sobre aquello que la fotografía le retrotrae a pensar por qué vivimos donde vivimos y…, Barthes elabora aquello a través de la fotografía de un niño y yo lo hago desde Julio Galcerá. Yo me he planteado aproximarme a ese relato, siguiendo un poco lo que planteada Barthes, a través de su contexto, es decir…, los 50 años que separan la imagen del niño que ve Barthes y comenta en el libro yo lo aproximo desde la figura de Galcerá porque dispongo de esa foto en la que Galcerá es un niño y han pasado los 50 años. Ese relato, nacido desde el contexto, me sirve para elaborar el documento testimonial. Y quiero que se vea ese resultado del contexto físico y del contexto humano y dejo en manos del espectador la construcción de su propio relato.
E.P.: Pero el hecho que exista una memoria inducia nos puede llevar a otra visión de la realidad, es decir…, participamos de una experiencia que no recordamos muy bien pero alguien nos devuelve un relato, el suyo, en el que nos incluye y mantenemos viva una experiencia de la memoria a partir del otro.
A.L.: Bueno, es un factor importantísimo la interacción de dos memorias. De hecho la idea es también ver cómo Galcerá crea y cómo se recrea a través de su propio recuerdo y…, de alguna manera él se alimenta de los recuerdos ajenos. No olvidemos que lleva más de treinta años ciego y estuvo presente en los espacios que forman parte de la exposición y…, claro cuando le comento algunas cosas Galcerá reelabora y me dice, “¿cómo es posible que recuerde el sitio y no me acuerde del nombre del barman con el que tuve tanta amistad?”. En todo momento quise alejarme de los aspectos sociopolíticos y culturales y centrarme en la parte del testimonio oral y trabajar con la voz de la persona aunque se pierda, evidentemente, la pureza por esa fragilidad que tiene la memoria. Buscaba al hombre y su experiencia del recuerdo.
E.P.: Una búsqueda muy concreta.
A.L.: No te creas. Tampoco sabía muy bien lo que buscaba y deseaba que Galcerá violara las normas en torno al mito que la memoria y su valor en la persona. A mí me gusta que la realidad desborde el proceso para que el proceso no sea literario. Mi trabajo con la imagen, con el vídeo y la fotografía, es tratar de conseguir una triangulación de las situaciones más allá del propio documento de la imagen.
E.P.: Es como recuperar el espíritu de ‘Obra abierta’ de Umberto Eco.
A.L.: Sí, por eso la muestra, tal como la preparé, está concebida separando la imagen del sonido y que luego la gente extraiga su propias conclusiones. Podemos ver una foto de ‘Radio City’, que aún sigue operativo, y poniéndonos los cascos escucharemos la experiencia de Galcerá sobre el espacio y…, el visitante extraerá una experiencia que será distinta a su propia experiencia con el lugar. Digamos que aquí nos encontramos frente al espacio físico, desde aquí la visita pasa al plano del espacio humano. Es decir convierto las fotos en postales de correos. Y lo que hago es generar una red de memoria, autónoma también, donde invito a unas personas a que ven una postal y trasladen su recuerdo a la postal y la envíen aquí, a la exposición. Eso proceso invierte el proceso de Galcerá ya que pasamos del plano personal al plano colectivo.
E.P.: ¿Cómo podemos indicarle al lector que se acerque a ver la exposición y la viva sin todas las capas de lenguaje y metalenguaje que planteas sobre la memoria? ¿Es para todo el mundo?
A.L.: Es para todo el mundo y de hecho viene mucha gente de todas las edades y de todo tipo. Digamos que desde un nivel minúsculo, y que no lo considero minúsculo en absoluto, es ver y experimentar cómo nosotros generamos memoria y cómo esa memoria nos genera a nosotros mismos. Y la estructura es cómo haber cruzado la memoria de una sola persona con la memoria de cien personas. La memoria la conformamos nosotros y no deja de ser una ficción.
E.P.: Alfonso, muchas gracias por recibirnos y comentarnos la exposición que nos ha dejado cargados de preguntas en torno a los pasajes y paisajes de nuestra memoria y la de los demás.
A.L.: Bueno, un poco era ver cómo nos enfrentamos a la memoria desde un juego y una experiencia multidisciplinar. Gracias a vosotros por venir y dar a conocer este trabajo y.., de paso invitar a todos aquellos que quieren visitar la exposición que aquí les esperamos con mucho gusto.
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