Es triste y aterrador saber que una casa pueda estar asociada a una serie de crímenes tan brutales y violentos. La casa en cuestión, ubicada en la calle Antonio Grilo en Malasaña, Madrid, España, ha sido conocida por diferentes nombres a lo largo de la historia, como “la casa maldita”, “la casa de los locos” y “la casa más macabra de Madrid”.
El primer rastro de sangre data de 1915, cuando un hombre fue degollado frente al portal de la casa. Más de 30 años después, en 1945, Felipe de la Braña Marcos fue encontrado muerto dentro del edificio, víctima de un fuerte golpe en la cabeza. Aunque se sospechó de un robo, nunca se resolvió el caso.
El suceso más macabro ocurrió en 1962, cuando el sastre José María Ruiz Martínez asesinó a su esposa, sus cinco hijos y se suicidó en la casa. Fue el propio asesino quien llamó a la policía para confesar el crimen y obtener la absolución de un padre carmelita. La escena del crimen fue espeluznante, con cadáveres degollados y heridos por disparos de arma de fuego.
Dos años después, en 1964, otra tragedia ocurrió en la misma casa, cuando Pilar Agustín Jimeno asesinó a su hijo recién nacido por “ocultar su deshonra”.
Estos horribles crímenes han forjado la leyenda negra de la casa de Malasaña y han sido recordados por décadas. Aunque los detalles específicos de los crímenes pueden ser impactantes y escalofriantes, es importante recordar que estos hechos son excepcionales y no deben ser considerados como una representación de la comunidad en general.
La casa ubicada en el número 3 de la calle Antonio Grilo en Malasaña ha sido objeto de gran interés en la crónica negra de Madrid debido a una serie de crímenes brutales que han sucedido allí a lo largo de los años. El edificio ha sido llamado “la casa maldita”, “la casa de los locos” y “la casa más macabra de Madrid” por la naturaleza espeluznante de los sucesos que se han producido en su interior.
El primer caso que se registró en la casa fue en 1915, cuando un hombre fue degollado frente al portal. Sin embargo, nunca se supo si fue un acto premeditado o simplemente una coincidencia. Treinta años después, en plena posguerra, se encontró el cuerpo de Felipe de la Braña Marcos, un hombre que fue golpeado en la cabeza y encontrado por su casero cinco días después del asesinato. Su piso estaba totalmente desordenado y la hipótesis principal fue que fue víctima de un robo.
El caso más famoso y atroz de todos ocurrió en 1962, cuando José María Ruiz Martínez, un sastre de 48 años, mató a su esposa y sus cinco hijos, antes de suicidarse. Fue el propio asesino quien llamó al 091 para confesar lo que había hecho. Aunque los policías intentaron hablar con él en la casa, fue imposible. El parricida reclamó a voces ver a un padre carmelita para recibir confesión. Un cura finalmente habló con él desde el balcón de enfrente, mientras el asesino empuñaba una pistola y exhibía los cadáveres de sus hijos.
El último crimen que tuvo lugar en este edificio fue en 1964, cuando Pilar Agustín Jimeno, vecina de la primera planta, ahogó a su recién nacido con sus propias manos para “ocultar su deshonra”. Envuelto en una toalla, el cuerpo del bebé fue escondido en un cajón de una cómoda, donde fue encontrado dos días después por la tía del niño.
Estos son solo algunos de los nueve crímenes brutales que han ocurrido en la casa maldita de Malasaña. Aunque los casos son espeluznantes, no se sabe si hay algo en particular en el edificio que los propicie o si son solo una coincidencia macabra. Sin embargo, el edificio sigue siendo un recordatorio inquietante de la historia negra de Madrid.