Dividiendo el peso corporal por 30 dará como resultado la cantidad exacta de agua que hay que beber para estar bien hidratado. Cómo distribuir el consumo durante el día
Para saber cuánta agua debe beber una persona por día, hay que tomar el consumo de calorías como referencia. La ciencia determinó que lo ideal para que una persona esté bien hidratada es que consuma un milímetro de agua por cada caloría.
El cálculo se reduce a una cuenta fácil que determina la cantidad exacta de líquido para cada persona: dividir el peso corporal por 30 (peso/30). “Es un error creer que todas las personas tienen que tomar dos litros de agua. Ni todas las personas miden o pesan lo mismo, por eso hay que saber cuál es el número de cada uno”; explicó a Infobae la nutricionista Florencia Cugliari (MN 7.575). Para dar un ejemplo claro, una mujer que pesa 60 kilos, dividiendo su peso por 30, debe tomar aproximadamente dos litros por día.
“El agua es fundamental para el transporte de nutrientes y oxígeno a todas las células del cuerpo como también para la eliminación de desechos y toxinas. Además, hace posible que se desarrollen reacciones químicas vitales en el organismo”, dijo Cugliari.
El agua interviene en varios procesos fisiológicos. Entre ellos está la digestión, la absorción y la mencionada distribución de nutrientes y oxígeno. Su importancia es tal que logra que los riñones y todo el sistema digestivo cumplan con sus funciones, interviniendo en la eliminación de las toxinas. También, es la encargada de lubricar las articulaciones y mejorar la resistencia de los ligamentos. Entre otras cosas, protege de traumatismos a un órgano tan delicado como es la columna vertebral.
“El agua también actúa sobre la piel, que merece tener una lupa más grande sobre ella. Al respirar, se eliminan impurezas desalojando lípidos y ácidos extra del cuerpo. Si la capacidad depuradora de los otros órganos se reduce, la piel se obstruye y engrasa perdiendo elasticidad y suavidad. El agua actuaría, en este caso, como un excelente factor antiarrugas demorando el envejecimiento”, contó la nutricionista.
La capacidad de controlar la temperatura del cuerpo es realmente esencial. Esta se regula a través de la transpiración y el agua, en este caso, oficia como refrigerante. “Tomar agua antes de las comidas provoca saciedad y suprime el apetito de manera natural sin aportar calorías, ayudando al organismo a metabolizar las grasas acumuladas”, agregó Cugliari.
Tener agua a la vista. Colocar una botella o un vaso cerca del ámbito en donde se trabaja hará que el pensamiento en el agua esté siempre latente. Sin darse cuenta, esto se volverá algo natural.
TOMAR AGUA ANTES DE LAS COMIDAS PROVOCA SACIEDAD Y SUPRIME EL APETITO DE MANERA NATURALRecordarlo mediante otros métodos. Un cartel en el escritorio o una alarma en el celular pueden ser buenos recordatorios para tener al tanto esta tarea. Más que todo, fuerza de voluntad.
Ingerir infusiones tras las comidas. Sobre todo té de hierbas o mate. Esto aporta -aproximadamente- dos vasos de líquido extra por día.
Usar un vaso pequeño y ancho. Increíblemente, el cerebro pensará que el cuerpo está recibiendo poca cantidad de agua y el vaso se volverá a llenar en forma repetitiva. Y así sucesivamente. Una forma de “engaño” que puede dar resultado.