Como es habitual ya desde hace once años, los fastos del Día de la Comunitat Valenciana, el 9 d’Octubre, se cierran con la Entrada de Moros y Cristianos que llena el centro de Valencia de timbales, espadas y cimitarras, de color y de tradición.
Desde las cinco de la tarde dio comienzo la XI edición con la participación de 43 escuadras entre Moros y Cristianos, un grupo de batucada -que algunos criticaron por su aparente desconexión temática, musical y conceptual con el resto del desfile- y un solo jinete a caballo. Una versión propia, todo hay que decirlo, de los tiempos difíciles que corremos pero que, en cualquier caso, no deslucieron en modo alguno un despliegue impresionante de tradición, color y entusiasmo por parte de los desfilantes.
La Entrada transcurrió por su recorrido habitual, arrancando desde la Glorieta para tomar la calle de la Paz de principio a fin, girando a la izquierda y estrechando el paso -lo que demuestra siempre la pericia de las escuadras,para transformar su formación, razón por la que mucha gente opta por quedarse en esta curva para presenciarla- para, tras recorrer el primer tramo de la calle San Vicente, entrar en la plaza del Ayuntamiento para recorrer los últimos metros a lo grande. Aquí es donde se ensanchan los corazones de los componentes de las escuadras ante el aplauso del público, consciente del esfuerzo y el tesón de estos moros y cristianos, boatos, etc.
La Entrada acabó pasadas las ocho de la tarde, batucada incluida, cuando los termómetros rondaban los 28 – 29 grados, una temperatura no habitual dadas las fechas en las que nos encontramos.
VLC Noticias | Javier Furió