La pereza contribuyó, en parte, a la extinción delHomo erectus, un homínido extinto que habitó la Tierra en un período que abarca entre unos 2 millones de años y 70.000 años antes de nuestra era, han informado fuentes científicas.
El estudio de la Universidad Nacional Australiana, publicado en la revista científicaPLoS One,se apoya en las evidencias halladas en las excavaciones arqueológicas que se realizaron en 2014 en el yacimiento de Saffaqah (Arabia Saudí)sobre las antiguas poblaciones humanas que datan de la Edad Temprana de Piedra.
La investigación ha revelado que esta especie extintautilizó “estrategias de menor esfuerzo” para fabricar herramientas y recolectar su materia primaen ese lugar de la Península Arábiga, según el estudio de la Universidad Nacional Australiana (ANU, en inglés).
“Da la sensación de que losHomo erectusno eran exploradores que miraron al horizonte ni tuvieron la misma capacidad de maravillarse de losHomo sapiens.“
Esta “pereza”se sumó a la incapacidad de adaptarse a los cambios climáticosde esosHomo erectus, lo que probablemente fue clave en su extinción, según Ceri Shipton, autor del estudio. “Realmente da la impresión de que no se hubieran esforzado ni tampoco dan la sensación de ser exploradores que miraron al horizonte ni de tener la misma capacidad de maravillarse como nosotros”, valora Shipton en un comunicado de la ANU.
Carencias tecnológicas
Shipton remarca que las evidencias recolectadas en Saffaqah muestran que losHomo erectusfabricaban sus herramientas con las rocas que encontraron cerca de su campamento en lugar de desplazarse un poco más lejos a una cantera con material de mejor calidad. “Ellos sabían que estaban allí (cuesta arriba), pero parece que debido a que ya tenían suficiente recursos adecuados pensaron que no debían molestarse”, comenta el experto.
Las evidencias de ese yacimiento arqueológicomuestran que sus herramientas “eran comparativamente de menor calidad”que las que produjeron especies como los primerosHomo sapienso los Neandertales.
Shipton recalca quesu falta de desarrollo tecnológico así como la transformación de su ambienteen un desierto contribuyó también a su desaparición. “No solo fueron perezosos sino también conservadores”, enfatiza el experto.
Los restos de sedimentos del ambiente que los rodeaba muestra que éste cambiaba, pero éstos seguían comportándose y haciendo lo mismo en lugar de adaptarse. “No hubo un progreso del todo y sus herramientas nunca se encontraron muy lejos de los que ahora son lechos de los ríos secos. Creo que al final el ambiente fue demasiado seco para ellos”, añade el académico de la ANU.