La labor de un periodista se encuentra sujeta a un código ético al que algunos atienden fielmente, otros hacen oídos sordos, y los más ‘según, depende’. A menudo los intereses comerciales se inmiscuyen en lo que es, en lo que debería ser, el imperio de la verdad como bandera. Éste es uno de esos casos, y el director de este diario se ve obligado a acudir a este sacrosanto principio para ejercer de lo que es, de lo que ha pretendido ser en los últimos 25 años: comunicador profesional.
Pasó casi desapercibida esta noticia,La Policía neutraliza en Ceuta una célula yihadista preparada para cometer atentados en Españay, ante el asombro del que suscribe, el eco en los denominados ‘Mass Media’ -y bien retratados por el inevitable Umberto Ecco en su obra ‘Apocalípticos e integrados’- ha sido más que efímero, prácticamente brisáceos, inocuos.
Llama la atención cómo la intervención de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado son aplaudidas en otros países cuando ésta se produce en aras de la seguridad de una buena porción de ciudadanos -véase el asedio al supermercado de París, en el que murieron, no lo olvidemos, dos civiles como daño colateral- y cómo, en un ejercicio supuestamente ‘buenista’ pero al fin y al cabo cainita de necesitdad, sometemos a la crítica más dura, más enérgica, más injusta, a las Fuerzas de Seguridad patrias, a las nuestras, a las que -y permítanme que en este caso sea categórico- nos acaban de salvar a los españoles de vivir otro 15M. Así de claro y así de simple. Y en este clima tan antisistema, tan de coleta, tan de ‘contra el poder’ -y conste que estoy convencido que una cosa no quita la otra-, les agradecemos el trabajo, el sacrificio en muchos casos, el poner sus vidas propias de parapeto para con sus conciudadanos, con el silencio. El frío y crudo silencio.
Pues uno se ve en la obligación de arrojar luz sobre este particular, porque si no lo hiciera, dejaría de ser periodista para ser correveidile, a secas. Los cuatro yihadistas detenidos por la Policía Nacional -como los podría haber detenido la Guardia Civil, en esto no hay colores- en la fronteriza ciudad de Ceuta, actuaban siguiendo las consignas impartidas por el líder de la organización terrorista yihadista de referencia, DAESH, Abu Bker Al Baghdadi, a través de una potente y agresiva campaña de comunicación y difusión mediática en los foros y páginas yihadistas de Internet.
Estas consignas, para el que no lo sepa, nos recuerda la Policía Nacional que se centran en estos momentos tanto en la necesidad de reclutar y enviar nuevos combatientes a la zona de conflicto (Siria-Irak) como en la idoneidad de cometer actos terroristas de amplia repercusión mediática en cualquier país occidental, y más concretamente europeo, en apoyo de la organización terrorista DAESH.
No podemos olvidar que en el argumentario de estos ‘señores’ figura como prioritaria la reconquista de Al-Andalus, a la sazón, por si alguno sigue sin saber qué es eso, la porción de España conquistada por el Islam durante ocho siglos en la Edad Media. Solo por esta razón, nuestro país ya se halla en el punto de mira del llamado Estado Islámico y de la Yihad misma, y es por ello que todos nuestros agentes, tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional, s eencuentran en estado de alerta desde el tristemente famoso ataque yihadista al semanario crítico francés Charlie Hebdo.
Pero concretemos más, porque hay una serie de elementos que ponen de manifiesto la peligrosidad de los ahora detenidos, así como el hecho de que presentan un perfil muy similar al de los terroristas franceses. Estos son los cuatro ‘angelitos’ de los que nos acaban de librar a todos los agentes de la Policía Nacional destinados al caso: Los cuatro detenidos, dos parejas de hermanos, han adquirido un alto nivel de radicalización, asumiendo como posible y hasta deseable incluso su propia muerte en el transcurso de la comisión de un acto terrorista.
Todos estaban entrenados física y mentalmente para llevar a cabo la ‘yihad’. También adoptaban numerosas y complicadas medidas de seguridad en sus desplazamientos y comunicaciones. Tenían acceso a la adquisición de armas de fuego en el mercado negro y habían realizado prácticas con ellas. También contaban con determinación para su uso en un potencial atentado terrorista.
Y de esto, señoras y señores, nos ha librado la Policía Nacional en Ceuta, lo cual no quiere decir que no haya otras intentonas -otras células- que, lejos de encontrarse en estado latente o ‘durmiente’, estén ahora mismo organizando atentados en nuestro país. Nada se lo impide…, salvo el trabajo que día a día desarrollan nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Suerte y fuerza para ellos.
VLC Noticias | Javier Furió