Rafael Solaz
Bibliófilo e historiador
En junio de 1888 se inauguró Las Arenas, baños de ola y de mar calientes, un chalet de madera, estilo colonial, inspirado en el ambiente de las playas francesas. En la primera década del novecientos el balneario cambió totalmente de fisonomía. Se edificaron dos pabellones que parecían templos helénicos por sus columnas, destinados a los baños calientes y a restaurante.
Un chalet de madera, estilo colonial, inspirado en el ambiente de las playas francesas
El complejo contaba con un amplio pabellón flotante, obra de Carlos Cortina, que se montaba y desmontaba cada temporada, construido con vallas de tablones que lo cerraban a ambos lados. El pabellón estaba pintado en blanco y azul. Formaba una cruz y como estaba anclado dentro del mar, más bien parecía una embarcación en reposo.
El complejo contaba con un amplio pabellón flotante, obra de Carlos Cortina, que se montaba y desmontaba cada temporada
A su alrededor se veían muchas sillas de enea y algunos asientos de mimbre que por su apariencia, popularmente, eran conocidos como panerots, presentes en la faja de playa comprendida entre el pabellón y la propia orilla, en la zona reservada para las mujeres.
La playa de Las Arenas se constituyó en la predilecta por los bañistas valencianos. En 1922, junto al balneario y frente al mar, se instalaron nueve merenderos y treinta y seis casetas para baños, 14 para caballeros y 22 para señoras. Estos merenderos, vestigios de las antiguas barraquetes, serían los precursores de los actuales restaurantes del Paseo de Neptuno, integrados en el Paseo Marítimo.
En 1934 se construyó la piscina que disponía de agua de mar y dulce
Formando parte del complejo, en 1934, se construyó la piscina que disponía de agua de mar y dulce. Ponderaba su instalación moderna para recibir baños de mar calientes, que tan buenos resultados daban para aquellas personas que padecían reumatismo articular y afecciones del sistema nervioso. Destacaba su iluminación, el restaurante, su sala de cine y también de baile, con sus tres pistas, y sus concursos de natación y verbenas. En 1937 un bombardeo destrozó parcialmente uno de los pabellones y también la piscina.
Estos merenderos, vestigios de las antiguasbarraquetes, serían los precursores de los actuales restaurantes del Paseo de Neptuno
El edificio permaneció en estado de abandono durante muchos años hasta que, hace unos años, lo que quedaba del antiguo balneario fue restaurado y dotado de nuevas construcciones, habilitándose como hotel de lujo. En el recuerdo siempre quedará el antiguo pabellón de aquella playa donde se ofrecían de baños de ola y mar.