Cuando el pasado martes los perros de un hombre que se paseaba por la Casa de Campo en Madrid encontraron el cuerpo en avanzado estado de putrefacción y envuelto en una malla metálica de un cetáceo, varias hipótesis se empezaron a barajar. Tras descartar que el mamífero procediera del Zoo Aquarium de la capital, los expertos trabajan en la identificación de la especie para esclarecer cómo han llegado los restos al centro de la Península.
Isabel Rey y Ángel Garvía, conservadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, realizaron una inspección ocular del animal y tomaron fotografías y medidas morfológicas. El animal medía 1,90 metros y podría tratarse de un delfín listado (Stenella coeruleoalba) –el cetáceo más frecuente del Mediterráneo occidental y que representa el 60% de los varamientos– o un delfín común oceánico o de aletas cortas (Delphinus delphis).
Pero hasta dentro de 15 días no podrá determinarse con exactitud el nombre de la especie y el sexo del animal, gracias a los análisis moleculares de las muestras de tejido tomadas. Lo que sí se sabe, basándose en los insectos encontrados en el cadáver y al propio estado del ejemplar, es que se estima en varios meses la fecha de su muerte, según los investigadores en un comunicado. La policía sigue varias pistas sobre lo que pudo ocurrir a este mamífero marino: tráfico ilegal de especies o voluntad de conservar el esqueleto de un delfín varado. Mientras tanto, los restos del animal permanecerán, congelados y precintados, en el Centro de Protección Animal.
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