19 de diciembre de 2023
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Las Saturnales celebraciones en Roma, precursoras de nuestras modernas tradiciones navideñas

Fullscreen button Imagen de las luces navideñas en Sevilla en 2018. Imagen de las luces navideñas en Sevilla en 2018. © Getty Images Lo de no celebrar o hasta odiar la Navidad es algo que no poca gente lleva a gala. Por el ajetreo humano, por la constante banda sonora de villancicos, porque está todo más caro o sabe Dios por qué, pero cada cual tiene sus opciones. En otras partes del mundo elegir no es posible y, directamente, celebrar la Navidad está penado de forma severa. En algunos casos, hasta con pena de muerte, por ser una festividad cristiana, considerada contraria a la fe predominante en numerosos territorios. Desplegar Chrome empresarial - Gestión de TI fácil y segura Desplegar Chrome empresarial - Gestión de TI fácil y segura Publicidad chromeenterprise.google Como recuerda La Razón, hay 10 países donde la Navidad es un anatema. Por ejemplo, en la dictadura comunista de Corea del Norte, igual que en China. En ambos territorios esta fiesta está prohibida, pero la restricción es más grave si cabe en los dominios de Kim Jong-un, quien definió el árbol de navidad como una "guerra psicológica" cuando Corea del Sur puso uno cerca de la frontera. Pese al riesgo de ser encarcelado, se sabe de celebraciones navideñas clandestinas en Corea del Norte. Arabia Saudí no es menos, 'ofreciendo' cárcel o persecución legal a quienes celebren públicamente la Navidad. El jeque Mohammed Al-Oraifi, en 2015, llegó a prohibir a los musulmanes que saludaran a cristianos durante las fechas en cuestión por considerarlo un gesto de consideración hacia su fe. En esa lista aparecen también Somalia y Brunéi, donde tanto lo relacionado con Navidad como con Año Nuevo conlleva graves sanciones por ir 'en contra' del islam, a juicio de los gobernantes. BMW i7: Solicita una oferta. BMW i7: Solicita una oferta. Publicidad BMW En otro nivel, naciones como Israel, Argelia o Irán tampoco se suman a estas fiestas dadas sus diferentes religiones, si bien permiten celebraciones dentro del ámbito privado. Caso aparte es Tayikistán, antigua república soviética. Allí en 2011 un hombre disfrazado de Padre Frost, algo así como la versión rusa de Papá Noel, fue asesinado, en un crimen por el que se acusó a un grupo de musulmanes, que le asaltaron al grito de "infiel", aunque se publicaron muchas posibles teorías del asesinato
Fullscreen button Imagen de las luces navideñas en Sevilla en 2018. Imagen de las luces navideñas en Sevilla en 2018. © Getty Images Lo de no celebrar o hasta odiar la Navidad es algo que no poca gente lleva a gala. Por el ajetreo humano, por la constante banda sonora de villancicos, porque está todo más caro o sabe Dios por qué, pero cada cual tiene sus opciones. En otras partes del mundo elegir no es posible y, directamente, celebrar la Navidad está penado de forma severa. En algunos casos, hasta con pena de muerte, por ser una festividad cristiana, considerada contraria a la fe predominante en numerosos territorios. Desplegar Chrome empresarial - Gestión de TI fácil y segura Desplegar Chrome empresarial - Gestión de TI fácil y segura Publicidad chromeenterprise.google Como recuerda La Razón, hay 10 países donde la Navidad es un anatema. Por ejemplo, en la dictadura comunista de Corea del Norte, igual que en China. En ambos territorios esta fiesta está prohibida, pero la restricción es más grave si cabe en los dominios de Kim Jong-un, quien definió el árbol de navidad como una "guerra psicológica" cuando Corea del Sur puso uno cerca de la frontera. Pese al riesgo de ser encarcelado, se sabe de celebraciones navideñas clandestinas en Corea del Norte. Arabia Saudí no es menos, 'ofreciendo' cárcel o persecución legal a quienes celebren públicamente la Navidad. El jeque Mohammed Al-Oraifi, en 2015, llegó a prohibir a los musulmanes que saludaran a cristianos durante las fechas en cuestión por considerarlo un gesto de consideración hacia su fe. En esa lista aparecen también Somalia y Brunéi, donde tanto lo relacionado con Navidad como con Año Nuevo conlleva graves sanciones por ir 'en contra' del islam, a juicio de los gobernantes. BMW i7: Solicita una oferta. BMW i7: Solicita una oferta. Publicidad BMW En otro nivel, naciones como Israel, Argelia o Irán tampoco se suman a estas fiestas dadas sus diferentes religiones, si bien permiten celebraciones dentro del ámbito privado. Caso aparte es Tayikistán, antigua república soviética. Allí en 2011 un hombre disfrazado de Padre Frost, algo así como la versión rusa de Papá Noel, fue asesinado, en un crimen por el que se acusó a un grupo de musulmanes, que le asaltaron al grito de "infiel", aunque se publicaron muchas posibles teorías del asesinato

Las Saturnales, una venerada festividad de la Antigua Roma, continúan ejerciendo una influencia significativa en las prácticas y costumbres contemporáneas. Estas celebraciones, que tenían lugar durante el solsticio de invierno, eran famosas por su desbordante alegría, intercambio de regalos y la inversión de roles sociales. Este artículo profundiza en cómo las Saturnales han influido en las tradiciones actuales, especialmente en las festividades navideñas, y cómo su esencia perdura en nuestras costumbres modernas.

Originalmente dedicadas al dios Saturno, las Saturnales romanas eran una mezcla de carnaval y fiesta, donde las normas sociales se relajaban. Durante una semana, la ciudad de Roma se transformaba en un epicentro de festividades. Los ciudadanos se engalanaban con ropas festivas, disfrutaban de banquetes suntuosos y participaban en juegos y apuestas, actividades normalmente restringidas.

El aspecto más destacado de las Saturnales era el intercambio de regalos. Marcial, un poeta prominente de la época, detalló en sus escritos un amplio abanico de obsequios que se daban durante estas festividades. Desde alimentos hasta joyas, los regalos reflejaban tanto la generosidad como el estatus social de los participantes. Esta práctica, claramente precursora de la tradición de dar regalos en Navidad, demuestra cómo las costumbres romanas se han entrelazado con las celebraciones modernas.

En la actualidad, elementos como los banquetes festivos, las reuniones familiares y, por supuesto, el intercambio de regalos durante la Navidad, tienen sus raíces en las Saturnales. Estas antiguas costumbres han sido adaptadas y adoptadas a lo largo de los siglos, transformándose en las tradiciones que hoy conocemos. La relevancia de estas prácticas en la sociedad actual es un testimonio del profundo impacto cultural que Roma ha tenido en el mundo occidental.

Las Saturnales no son solo una reliquia del pasado, sino un vínculo viviente con nuestra herencia cultural. Al explorar y comprender estas antiguas tradiciones, obtenemos una perspectiva más profunda de nuestras propias celebraciones. Esta conexión histórica enriquece nuestra apreciación de las festividades actuales y nos recuerda la importancia de preservar y honrar nuestras raíces culturales. Así, al celebrar la Navidad, no solo participamos en una tradición moderna, sino que también rendimos homenaje a un rico legado histórico que ha sobrevivido y evolucionado a lo largo de los milenios.

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