El Péndulo | Redacción.- El castillo del Papa Luna se llena de la música de J. S. Bach con el concierto que el violonchelista donostiarra, Lagoba Fanlo, ofrecerá el próximo lunes 10 de agosto, a las 22:30 horas, con un programa compuesto por tres de sus suites para violonchelo. Se trata de la ‘Suite en sol mayor’, la ‘Suite en do mayor’ y la ‘Suite en re mayor’, que serán interpretadas con un violonchelo, Joan Guillamí, construido en 1746.
Este intérprete de amplia trayectoria internacional, en la que ha actuado con las más importantes formaciones internacionales y bajo las batutas más prestigiosas, es en la actualidad jefe del Departamento de Cuerda del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid e imparte clases magistrales en la Royal Academy of Music de Londres, de la que es profesor asociado. Su grabación de las Seis suites para violonchelo solo, de Johann Sebastian Bach, con el sello Arsis, ha recibido las mejores críticas de los medios especializados.
En palabras de este intérprete “si, como dice Marguerite Yourcenar, la música es la arquitectura invisible, Bach sería el arquitecto total”.
Bach revolucionó la forma desde un profundo análisis de la obra de sus antecesores, una revisión constructiva de la memoria histórica musical. Edifica la obra desde un nivel formal tan complejo que no deja lugar a la mente para abstraerse de su escucha. Te guía por el edificio mostrando, uno a uno, cada uno de los ángulos de su estructura en los que el oyente puede sentir y acomodarse con infinitas posibilidades emocionales. Por ello, no se puede englobar la música de Bach en ningún estilo. Ni barroca ni clásica. La música de Bach es espiritual.
Difícilmente podemos encontrar en ningún otro compositor tanta variedad de interpretaciones, tan diferentes entre sí cada una de ellas, con tanta libertad en su comprensión. Su música se descubre en cada escucha y se reescribe en cada interpretación.
Las Suites para violonchelo solo son un conjunto de piezas escritas durante el llamado “periodo de Cthen”, cuando Bach ejercía como maestro de capilla en la corte del príncipe Leopoldo de Anhalt-Cthen. A diferencia de la otra gran colección de la música de Bach, las Seis sonatas y partitas para violín, no se conserva el manuscrito del propio compositor sino una copia hecha por su segunda esposa, Ana Magdalena, y que está fechada en torno a 1720 ó 1721.
Son unánimemente consideradas una de las mayores obras para violonchelo jamás escritas y fueron prácticamente relegadas a la función didáctica hasta su “redescubrimiento” por parte de Pau Casals, y se han convertido con el paso de las décadas en parte habitual del repertorio y auténtica piedra de toque para los violonchelistas.