Algunas personas afirman que leyendas como La Llorona o La Planchada, son verdaderas pues han sido aterrados en carne propia.
México es rico en mitos y leyendas que han sido trasmitidas a lo largo de siglos impidiendo que se olviden en el tiempo, pero existen algunas que por su impacto siguen vivas hasta nuestros días e incluso hay quienes aseguran que estas historias son verdaderas. Aquí te resumimos algunas que hasta ahora, siguenaterrando a las familias mexicanas.
La llorona
Se trata probablemente de la leyenda más famosa del folclor hispanoamericano pues son muchos los desafortunados que relatan su encuentro con ella. Cuentan los que la han visto que se manifiesta como un espectro de mujer que viste con prendas blancas, sus pies no tocan el piso y pena por el dolor de ver a sus hijos muertos.
«Ay, mis hijos» es la frase que, de acuerdo a los relatos orales, hace famosa a la Llorona cuyo mito data de la época prehispánica; sin embargo fue con la llegada de los españoles que tomó fuerza la leyenda por las calles de la Ciudad de México. Se decía que se trataba del espíritu de La Malinche que penaba por la «traición» al pueblo indígena.
La planchada
Es muy conocida la historia de la planchada en México, sobre todo en el Hospital Juarez. Al parecer en cada país u hospital asiste dicho ente o fantasma que para alivio de el paciente, no hace más que ayudar a sanar las heridas del mismo, esto aunque suene ridículo, le sucedió a mi abuela hace varios años.
Es otra de las leyendas más populares de México. La planchada es el fantasma de una enfermera que atiende a los enfermos que se encuentran internados durante las noches y madrugadas.
La historia cuenta que su nombre era Eulalia y trabajaba en el Hospital Juárez de la Ciudad de México; ella era muy bondadosa y dedicada a su trabajo. Resaltaba entre otras enfermeras por su rubio cabello, blanca piel, ojos claros y por su carisma.
Víctima del desamor de un doctor, cayó enferma por un padecimiento que acabó con su vida y a partir de su muerte, su espíritu sigue ayudando a los enfermos y aunque la leyenda cuenta que se aparece en el Hospital Juárez, hay pacientes que aseguran haber sido ayudados por La Planchada en otros hospitales de la Ciudad de México y Guadalajara.
Los nahuales
Son hombres o mujeres que tienen el poder de convertirse en perros o algún otro animal. Relatos populares, principalmente de poblaciones remotas, dicen que estos seres existen y aseguran haberlos visto.
Las creencias que han ido de generación en generación, afirman que los nahuales están relacionados a la magia negra o brujería, pero existen regiones en México que dicen que estos seres protegen al pueblo de brujos o ritos malignos.
La tumba de Nachito en el Panteón de Belén
El Panteón de Belén es un lugar ubicado en el centro de Guadalajara, clausurado en 1896 pero que guarda un sin fin de historias. Una de las más famosas es la del niño Nachito, cuya tumba es una de las más visitadas.
Nachito era un bebé que le tenía pánico a la oscuridad sin un motivo aparente. Al no haber electricidad en la época en que vivió, sus padres tenían que prender velas que duraran toda la noche para que pudiera dormir.
Un día, los padres tuvieron que salir a un mandado, dejaron al bebé con las velas prendidas pero el viento las apagó. Al volver, el niño había muerto por un infarto atribuido al pánico que le provocó quedarse a oscuras.
Cuando fue llevado al panteón, los sepultureros se vieron sorprendidos porque cuando ellos enterraron su ataúd y volvieron al siguiente día, éste estaba afuera. Esta situación sucedió durante 10 días, por lo que sus padres decidieron depositar sus restos en un ataúd de cantera el cual permanecería sobre la tierra para recibir los rayos del sol y de la luna y así pudiera descansar en paz.
El ataúd sigue expuesto al aire libre hasta la actualidad y cuentan que en sus alrededores se ve a un niño jugando o se escucha el llanto o la risa de un bebé.
El Callejón del Muerto
Según la leyenda popular, en 1600 el español Tristán de Alzúcer estableció una abarrotería en la Ciudad de México, donde el arzobispo fray García de Santa María Mendoza solía frecuentarlo para conversar.
Tristán de Alzúcer decidió ampliar la variedad de mercancías ofrecidas en la tienda, por lo que envió a su hijo a buscar mercaderías en Veracruz y en las costas del sureste.
El hijo contrajo una enfermedad mortal cuya gravedad le impedía regresar a la Ciudad de México. Tristán de Alzúcer le rogó a la Virgen por el retorno de su hijo vivo y le prometió que caminaría hasta el santuario del cerrito en agradecimiento. Semanas después su hijo regresó débil y convaleciente.
Con el paso del tiempo, Tristán olvidó su promesa realizada hacia la Virgen por dedicarse a su próspero negocio y sentía remordimientos cuando se acordaba de que no la había cumplido.
Un día visitó a su amigo el arzobispo para comentarle sobre su remordimiento por no cumplir la promesa. El arzobispo le afirmó que con un rezo bastaba, lo eximió de su promesa y Don Tristán aliviado la olvidó.
Cierto día, el arzobispo se encontraba caminando por la Calle de la Misericordia cuando se topó con Don Tristán quien estaba desnutrido, vestido con un sudario blanco, portaba una vela encendida y le respondió con voz tenebrosa que estaba cumpliendo la promesa.
Extrañado el arzobispo, fue por la noche a casa de Tristán para pedirle una explicación y encontró su cadáver velado por su hijo, el cual estaba con el mismo aspecto, vestuario y vela que él había visto esa mañana.
El hijo le comentó que su padre había muerto al amanecer y había sido obligado a cumplir la promesa. El arzobispo dedujo que se había topado con el espíritu de su amigo, quien se manifestó para cumplir la promesa y sintió remordimientos por eximirlo de ella.
Después de varios años el alma de Tristán siguió deambulando por la Calle de la Misericordia, desde el incidente del arzobispo el vulgo la llamó el Callejón del Muerto y siglos después se le renombró calle República Dominicana.
FuenteAzteca Noticias