Valencia Noticias | Ana Galarza.- El pasado mes de agosto el comité organizador de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro repartió entre los más de 10.000 atletas que participaron unos 450.000 preservativos, es decir, cada deportista recibió una media de 42 condones. Esta cifra batió el récord pues supuso triplicar el reparto de preservativos respecto a los Juegos Olímpicos de Londres donde cada deportista recibió doce.
Medidas como esta ayudan a incrementar el uso del condón para reducir el riesgo de contagio de alguna enfermedad de transmisión sexual, como por ejemplo, el virus del papiloma humano (VPH).
El VPH es la infección de transmisión sexual más común, pues existen más de 100 tipos virales.
Según el Ministerio de Sanidad, alrededor del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero son producidos por el VPH, concretamente por los tipos de VPH 16 y 18. Este tipo de tumor es el segundo con mayor frecuencia en mujeres a nivel mundial y en el caso de España, el tercero con mayor incidencia en este colectivo por detrás del cáncer de mama y el cáncer colo-rectal.
Para reducir la posibilidad de contagiarse del VPH, además del uso del preservativo, se puede acudir a la vacunación.
En el año 2007, la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones propuso a la Comisión de Salud Pública iniciar la vacunación sistemática de las niñas de entre once y catorce años de edad.
Según el estudio publicado en febrero de ese año por el Ministerio de Interior, la vacuna de la marca Gardasil ayudaría a prevenir al VPH de tipos 6, 11, 16 y 18.
La eficacia de la vacuna fue valorada en un análisis que se aplicó a dos perfiles diferentes de sujetos.
El primer sujeto respondía al perfil de población seronegativa o naive, es decir, que no tenía los anticuerpos específicos dentro de su organismo.
Por su parte, el segundo sujeto recibió la vacunación independientemente de su estado de VPH por lo que también se incluyó en este colectivo a sujetos que el día de inicio de la vacunación tenían una infección activa o habían sido previamente infectados por algún VPH vacunal.
El primer grupo recibió tres dosis durante un periodo de un año y su eficacia frente a la presencia de VPH 16 o 18 fue de un 100%. Por su parte, los porcentajes de eficacia en el segundo grupo se reducen notablemente y alcanzaron el 39%.
Por ello, la Asociación Española de Pediatría recomienda esta vacunación entre las jóvenes pues, como mostró el estudio, es especialmente eficaz si no se ha producido infección previa y esto solo puede garantizarse cuando aún no se han iniciado las relaciones sexuales.
No obstante, saltaron todas las alarmas respecto a esta vacunación cuando, en el año 2009, ingresaron en Valencia en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) dos niñas que habían recibido la segunda dosis.
Las autoridades sanitarias retiraron el lote número NH52670 de Gardasil que había sido administrado previamente a las dos menores. Desde entonces, no han aparecido nuevos casos y la vacuna continúa hoy en día administrándose de forma generalizada.
El riesgo de que esta vacuna produzca un efecto secundario grave es muy reducido. Las únicas reacciones adversas son dolor y enrojecimiento en el lugar de la inyección y fiebre.