Los moscovitas llevaban hoy flores, juguetes y dulces a la entrada de la estación de metro de “Oktiabrskoye Pole” (noroeste) donde una mujer fue detenida ayer tras pasear con la cabeza decapitada de una niña de cuatro años a la que había asesinado poco antes.
Cientos de ramos de flores con crespones negros, peluches, chocolate y caramelos honran la memoria de la pequeña asesinada salvajemente por su cuidadora, Gulchejrá Bobokúlova, de 38 años, que exhibió ayer en la calle la cabeza de su víctima al grito de “soy una terrorista” y “Allahu Akbar” (Dios es grande).