Con la llegada de la obra ‘Villa Puccini’, al Teatro Talía, la actriz valenciana María Luisa Merlo regresa a las mismas tablas que la vieron debutar con seis añitos. Este nuevo trabajo de la actriz estará en cartel desde el día 6 hasta el próximo 15 de marzo. ‘Villa Puccini’, escrita por Miguel Ángel Orts y Alexander Herold, con puesta en escena de éste último, supone la confesión de una gran diva de la ópera en la víspera de su último concierto en Torre de Lago (Italia).
Entre focos y bambalinas, la diva deambula entre su pasado, su presente y su futuro inmediato y en la soledad del escenario, rememora los momentos artísticos y vitales de su carrera. Sus rivales, su marido, su hijo, su otra mitad, su representante, y también, el mismísimo Puccini, al que rinde homenaje, serán quienes definan la trayectoria de la diva.
Acompañan a María Luisa Merlo la soprano Emilia Onrubia y el maestro José Madrid Giordano al piano. El montaje realiza un pequeño guiño a las Fallas incluyendo el himno y el traje de valencina en uno de sus números operísticos. Aprovechando su paso por la capital, VLCCiudad habló con la actriz sobre su nuevo trabajo.
VLCCiudad: ¿La diva nace o se convierte en diva?
María Luisa Merlo: ¡Ay, no lo sé! Porque lo que hay en estos momentos va en contra de la diva. La diva tiene que sufrir una barbaridad siendo tan cretina y teniendo que ser tan absurda y, este personaje lo dice, que no lo siente de verdad. Que es como para salvarse del mundo en el que está. Porque el mundo de la ópera, seguramente, debe ser muy, muy competitivo. Las actrices, en vez de competir, lo que hacemos es compartir y…, si yo veo alguna que compite conmigo pues me voy porque a mí no me gusta sufrir, me gusta salir al escenario a pasarlo bien. Entonces…, no te puedo decir nada de las divas o no puedo decirte mucho más de lo que podamos conocer.
La diva tiene que sufrir una barbaridad siendo tan cretina
VLCC.: Lo digo por su personaje.
M.L.M.: Sí, sí, el personaje lo dice mil veces, dice que ha tenido que defenderse de la gente que la rodeaba, de los directores, de los directores de orquesta, de los compañeros, de los engaños que sufría…, menos de su familia y del gran representante que ha tenido. Ella ha tenido que, lo dice en un momento, tuve que defenderme mucho. Además, ten en cuenta que el público que va a ver ópera va casi con la partitura sabida…, y hay algunas cantantes que se ponen, antes de salir, terribles. Yo, si me pusiera así, me dedicaría a vender cacahuetes.
El público que va a ver ópera va casi con la partitura sabida.
VLCC.: ¿Hay nuevas divas o ya no quedan divas como las de antaño?
M.L.M.: Se va contra la diva hoy en día. Yo, tengo aquí a una señora que se llama Emilia Onrubia, que tiene una voz espectacular, y la veo, mientras ensaya, gastarle bromas a su hijo y hablando con todo el mundo, luego no debe ser tan difícil y no la veo tan estirada pensando en el día de la función histérica y tomando distancia del resto de sus compañeros. A Emilia, que canta como los ángeles, no la veo hacer esas bobadas, la veo muerta de risa en el coche, cuando vamos de gira y nunca la he visto hacer esas bobadas. Será porque no lo necesita.
VLCC.: ¿Y cómo se planteó el personaje de la diva?
M.L.M.: Pues como hago con todos mis personajes, lo siento en la silla del psicoanalista y lo someto a estudio. Es verdad que las grandes dividas de la ópera están sometidas a muchísima presión pero por esa misma presión son también muy frágiles.
VLCC.: La gran referencia podría ser María Callas.
M.L.M.: Pues fíjate que ella continúa siendo la más recordada y era una mujer muy frágil. Tenía muchos miedos e inseguridades y sin embargo era la más grande. La Callas podría ser una referencia pero no la única.
VLCCiudad/Jimmy Entraigües. Fotos. Marian Valenciano