Bajo el sello de la editorial Lumen, la escritora bilbaína Marian Izaguirre acaba de publicar su última novela, ‘La vida cuando era nuestra’. La acción se sitúa en la postguerra española donde la pasión, la intriga y un rocambolesco juego literario da pie a que la vida de tres personajes se entrecrucen y los recuerdos no caigan en el olvido.
VLCCiudad: ¿Cómo surge la historia?
Marian Izaguirre: ¿Lo primero, lo primero de todo?
VLCC.: Sí, sí, el germen de la historia. La línea de historia desde donde comenzó a escribir.
M.I.: Pues mira, la línea nace cuando te pones a ello. Pero lo primero, primero de todo, cuando de repente se te mete un pinchacito que te va a inocular la necesidad de avanzar en una historia, eso surgió de una manera anecdótica y curiosa. En la Feria del Libro quedé con una persona y estábamos hablando y…, no sé cómo salió el sistema de promoción y de marketing de los libros y me contó una anécdota que era un librero en Londres que, como método de promoción, había puesto en el escaparate una novela y que iba pasando cada día una página para que alguien fuera leyendo el libro. Y, bueno, como idea dijimos ‘jo, fíjate si alguien lo hiciera aquí qué pasaría’ o ‘sí alguien lo hiciera qué poca repercusión tendría’ y te vas con la idea, con esa anécdota a casa, y fragua y madura y, de repente, se va convirtiendo en que hay un librero que se llama de una manera determinada y que tiene una librería determinada y que pone un libro determinado en el escaparate y que va pasando, cada día, las páginas para que gente que jamás hubiera comprado el libro lo pueda leer. Y, entonces, la única persona que se para delante del escaparate es una mujer que se llama Alice y que entrará en la librería, leerá el libro con Lola, y se harán amigas y tendrá una influencia muy grande en la vida de Matías, el librero.
VLCC.: Tres historia entrecruzadas y el nexo sería el libro o los libros como conector de estas historias, ¿no?
M.I.: Sí, claramente. Son tres personajes, cada uno con su vida, que confluyen dentro de una librería y de ese acto de lectura, Lola y Alice leen juntas un libro, va naciendo una interrelación entre las vidas, incluso entre la vida del propio libro. El propio libro se nos mete dentro de la realidad y acaba teniendo una importancia muy real en la vida de estas mujeres.
El juego de las cajas chinas, en la escritura, me gusta mucho.
VLCC.: Borges comentaba el peligro de escribir un libro que habla sobre libros ya que la historia principal puede diluirse o perder fuerza debido a la historia de los libros que menciona, ¿tuvo en cuenta este concepto?
M.I.: Sí, sí, por supuesto. Puede ocurrir claramente. A un nivel menos profundo o menos elegante. Yo uso esta técnica muchas veces por que el punto de contrastes entre una historia y otra me gusta y el modo en que las dos historias chocan. El juego de las cajas chinas, en la escritura, me gusta mucho. Porque… Dentro de nosotros pasa lo mismo. Quiero decir, dentro de lo que yo veo de ti no está todo y si te conozco más aparece más y si te conozco más, todavía, aparece más. Los propios seres humanos somos un juego de cajas chinas, ¿no? Y me gusta traspasar esta frontera, lo uso con frecuencia, a veces un diario, a veces una historia que alguien cuenta dentro de la propia historia y comentándole a mi hija todo esto me dijo ‘ya, dos historias, jo, el fallo de esto es que siempre te gusta más una historia que la otra’ y eso fue un desafío grande para mí. Me dije, vamos a intentar que tanto la historia del presente, en la que suceden los acontecimientos y que es el año 1951 en Madrid sea tan querida de leer para lector como la historia de principios de siglo. No sé qué es lo que ven los demás, pero desde mi punto de vista de escritora creo que sí lo he conseguido.
Hemingway hace un cameo en la historia y se llama de otra manera.
VLCC.: Parece que hay un juego de metalenguaje en el libro, ¿verdad?
M.I.: ¡Ah, sí! El libro está lleno de metalenguaje. A ver… Hasta tal punto hay metalenguaje que cuando hablamos del París de los años 20 del siglo pasado, ese París que bulle con energía creadora, aparecen los personajes reales, es decir, algunos aparecen con su propio nombre, –Joyce por ejemplo-, otros aparecen con nombres prestados, porque llevan ropajes prestados y porque tienen que actuar como personajes. Un personaje es Hemingway que hace un cameo y se llama de otra manera.
VLCC.: ¿Lo reconocerá el lector?
M.I.: Sí, hay un capítulo que ocurre en Valencia y es cuando Hemingway estuvo visitando la ciudad. Sí que el lector reconocerá a los personajes; además, dicen frases que son reales y que ellos mismos han dicho. Es un poco buscar la complicidad del lector en personajes reales pero fabulados.
VLCC.: Muchísimas gracias, Marian Izaguirre por atender nuestro medio y mucha suerte con ‘La vida cuando era nuestra’.
M.I.: Por favor, gracias a vosotros.
VLC Ciudad / Jimmy Entraigües