El Péndulo | Jimmy Entraigües.- Acercarse al mundo de Miguel Sosa es adentrarse en muchas de las esferas de la cultura. Durante los primeros años 80’, Sosa no solo fue un activo agitador cultural de la llamada ‘movida madrileña’, a él se debe la creación del Festival de Otoño de Madrid y muchas de las actividades nacidas bajo la tutela del Instituto Nacional de Artes Escénicas del Ministerio de Cultura.
Hombre de amplios conocimientos, algunos de ellos “inútiles” según confiesa, acaba de publicar ‘El pequeño libro de las 500 palabras para parecer más culto’ (Alienta Editorial), un divertido texto que reúne un variopinto grupo de palabras tan poco utilizadas como: ‘pródromo’ (malestar que precede a una enfermedad); ‘sicalipasis’ (picardía sexual) o ‘hesitar’ (dudar, vacilar).
A través de una charla telefónica, Sosa nos comenta las virtudes de su libro y la necesidad de mejorar nuestro vocabulario (según su punto de vista).
El Péndulo: ¿Leyendo ‘El pequeño libro…’ seremos más cultos?
Miguel Sosa: Bueno, se trata de parecer más cultos no de serlo. Imagínate en una reunión en la que dices que alguien es ‘impecune’, refiriéndote a una persona que ni tiene bienes, ni fortuna, ni dinero; tus interlocutores se sorprenderán de tu vocabulario y en ningún momento has dicho que es un pobretón o un miserable. El libro es perfecto para ese tipo de encuentros y reuniones (este comentario lo realiza con un leve tono de humor).
E.P.: Tengo un informe del 2013 del Instituto Cervantes que indica que en España se utilizan, en el vocabulario habitual, entre 350 y 450 palabras mientras que en Latinoamérica entre 450 y 550, ¿creé que manejamos un vocabulario muy reducido y que con pocas palabras es suficiente para entendernos?
M.S.: Francamente esas cifras no las conozco, me parecen paupérrimas y demasiado bajas para una lengua tan rica. Usamos entre 4.000 y 5.000 palabras pero…, puede que reduzcamos, en el uso cotidiano, la utilización de muchas de ellas lo que no quiere decir que nos las conozcamos y no tengamos la posibilidad de utilizarlas. El idioma es algo vivo, que se renueva y evoluciona constantemente. Muchas palabras pueden caer en desuso, algo que deberíamos evitar para mantenerlas vivas en el día a día, pero eso no quiere decir no podamos recurrir a ellas. A mí por ejemplo me encanta la palabra evanescencia (cualidad de algo que desaparece o dispersa), que no está recogida en el libro, y no es frecuente escucharla pero de cuando en cuando irrumpe en una conversación o en un texto y eso hace que se mantenga viva. De todas formas creo que todo el mundo conoce la palabra evanescencia y todo el mundo sabe lo que es.
E.P.: Este compendio de palabras que reúne ‘El pequeño libro…’ tiene el apoyo de citas de autores de un gran prestigio como Delibes, Cervantes, Cela…, y sorprende encontrar a Leopoldo Lugones, Borges, Max Aub o Rulfo que son autores menos conocidos por el público en general,
M.S.: Sin embargo creo que todo el mundo conoce a Juan Rulfo, a Max Aub y a Lugones (vuelve a poner un tono de humor en el comentario). ¿Tú no crees que la gente haya leído a Leopoldo Lugones o Borges o…, sepa quiénes son?
E.P.: Creo que no son autores muy leídos en España en comparación a Machado, Delibes o García Márquez. Me parece fantástica la inclusión pero muchos lectores verán una cita de Rubén Darío y les resultará un autor muy poco conocido.
M.S.: A mí me gusta mucho Juan José Arreola (autor mexicano fallecido en 2001) y estoy convencido que todo el mundo lo conoce (un nuevo tono de humor se siente en el comentario). Creo que gente como Rulfo o Arreola son autores muy seguidos y al citarlos el lector los reconoce en seguida. Llámame ingenuo pero es así (risas al otro lado del teléfono).
E.P.: Arreola era un buen amigo de Borges, incluso dejaron varias anécdotas muy divertidas.
M.S.: Arreola era un magnífico escritor y un tipo muy divertido.
E.P.: También aparecen citas de Benito Pérez Galdós un nombre de notable peso literario que sin embargo poca gente lee. Para mí sigue siendo uno de los escritores más grandes que dio la literatura española y podrían haberle dado un Nobel por cada uno de sus libros. Su manera de escribir es soberbia.
M.S.: Fíjate que nuestro primer Nobel de Literatura fue un ingeniero de caminos (José Echegaray en 1904) pero a mí no me importan que no le hayan dado el Nobel a Galdós yo, al menos, lo sigo leyendo y lo sigo disfrutando. Era un hombre con un soberbio dominio de la lengua y…, volviendo a lo anterior, qué nos importa que las palabras estén o no estén en el diccionario lo importante es que las utilicemos como deben ser utilizadas. La relación de autores que hay al final del libro es mi propia biografía lectora. Un libro muy hedonista si quieres pero son los autores a los que siempre seguí y cuyas palabras siempre admiré.
E.P.: Veo que el libro, al igual que su autor, destila humor por todos lados.
M.S.: Bueno, muchas gracias. Sí, soy algo irónico, ¿en qué lo notas?
E.P.: La propia selección de palabras, el juego con las citas, las definiciones…
M.S.: Sí, no era cuestión de ponerse trascendentes. Uno tiende a la trascendencia pero no es mi carácter por eso me apetecía poner palabras algo distintas.
E.P.: ¿Hemos empobrecido el lenguaje?
M.S.: No del todo aunque puede darse la circunstancia que se vaya empobreciendo. Por algún motivo, no sé si es político o mediático, hemos dejado de cuidar nuestro idioma que es el mayor patrimonio que tenemos en España y el que hemos llevado a toda América Latina.
E.P.: Muchas veces creemos que políticos, periodistas o profesionales como abogados, médicos…, utilizamos un lenguaje correcto.
M.S.: Es un error muy común. Casi siempre utilizan un lenguaje que llaman castellano que ni ellos mismo pueden descifrar. Tú que eres periodista has podido comprobar el carácter laberíntico con el que se expresan los políticos y…, que en más de una ocasión ha provocado risas por lo incomprensible de su exposición. Entrar ya en el mundo del deporte es encontrarse con un idioma extraño que, como mínimo para un neófito, necesita un tiempo de iniciación.
E.P.: ¿Uno puede terminar siendo culto por ósmosis o por afición a lectura?
M.S.: (risas al otro lado del teléfono) Por lo menos parecerlo. Yo diría que este libro es un pequeño paso en pro de la lectura y un gran paso contra la estulticia y…, aquí es donde la gente se preguntará ‘¡qué carajo es la estulticia’! (comenta entre risas).
E.P.: Miguel Sosa, muchísimas gracias por atendernos y ofrecernos una obra tan singular, divertida y en clara lucha contra la estulticia.
M.S.: Muchas gracias a ti y a tu periódico. Un abrazo y espero que los lectores disfruten con este juego de términos y palabras que quieren seguir viviendo entre nosotros.