Un grupo de jóvenes quedecidieron asaltar un cajero automático a altas horas de la madrugada pero la cosa no salió como pensaban.
Primero, utilizan una camioneta para romper el cristal del establecimiento y poder acceder al cajero. Ante la imposibilidad de acceder al dinero, optan por estampar la camioneta contra el cajero en repetidas ocasiones. Tras alardes de fuerza bruta, destrozar la carrocería del coche intentando desanclar el cajero del suelo y coger una sudada de miedo, los ladrones consiguen que se desprenda una parte del cajero de la máquina y, contentos, abandonan el lugar. Lo que no sabían es que no se estaban llevando el recipiente del dinero, sino que lo que tenían entre sus manos era el procesador del cajero. Menuda cara se les tuvo que quedar cuando se enteraron.
Ahora, la Policía busca a los jóvenes, acusados por provocar daños por un valor superior a los 26.000 euros.