Valencia Noticias | Agencias.- El millón y medio de armenios que murió en el genocidio cometido hace un siglo por el Imperio Otomano fueron proclamados mártires de la Iglesia Apostólica Armenia, la más antigua del mundo, en la jornada de ayer.
La canonización de las víctimas tuvo lugar al aire libre a escasos metros de la catedral de Echmiadzin, donde se congregaron los descendientes de las víctimas y miles de armenios llegados de todo el mundo.
La mayoría de víctimas del genocidio perecieron durante las deportaciones a los desiertos de Siria y Mesopotamia a causa de enfermedades e inanición, en lo que es considerado el crimen contra la humanidad más grave de la Primera Guerra Mundial.
Un osario objeto de culto
La ceremonia solemne fue oficiada en presencia de los restos de las víctimas de las matanzas cometidas entre 1915 y 1923, que fueron reunidos en un solo osario y que serán a partir de ahora objeto de culto y peregrinación.
Durante la canonización también fueron mostrados en público otras reliquias de renombre universal como la supuesta lanza con la que el centurión romano Longinus clavó el cuerpo de Cristo cuando estaba colgado en la cruz.
Las iglesias armenias de todo el mundo, donde viven desperdigados unos diez millones de miembros de la diáspora armenia, celebraron servicios eclesiásticos y colocaron los famosos cruceros de piedra armenios o Jachkar (jach, cruz; kar, piedra) en memoria de las víctimas.
La canonización fue seguida por cien tañidos de las campanas de todos los templos armenios del planeta en recuerdo de los nuevos mártires, desde Jerusalén a Damasco, Teherán o Nueva York, además de templos como la Almudena de Madrid, Notre Dame de París o la catedral de Colonia.
En el acto estuvieron representadas las iglesias cristianas de todo el mundo, incluido el Vaticano, que desató las iras de Turquía cuando el papa Francisco calificó las matanzas de armenios como “el primer genocidio del siglo XX”.
Los armenios acusan a las autoridades otomanas de planificar la aniquilación sistemática de esta minoría, que habría comenzado simbólicamente el 24 de abril de 1915 con la detención de varios cientos de intelectuales armenios en Constantinopla, capital del imperio.