La turística isla de Paquetá fue invadida por hedores nauseabundos y restos de sábalos flotando sin vida o varados en la costa. Aseguran que no hay contaminación. ¿Qué pasó entonces? Video
Miles de peces de una misma especie han aparecido muertos en las playas de la turística y ahora nauseabunda isla de Paquetá, en la bahía de Guanabara de Río de Janeiro, y el asunto intriga a los científicos porque no se debe a la contaminación del agua.
Un olor fétido invade desde hace un mes esta apacible isla donde los coches están prohibidos, y sus 4.500 habitantes se desplazan a caballo o bicicleta, entre los únicos árboles baobab de Brasil.
Con la ayuda de una máquina excavadora, la empresa de limpieza municipal ha retirado ya 20 toneladas de sábalos muertos -un pez de la familia de las Clupeidae que incluye también la sardina y el arenque- de las playas de la isla, así como cuatro tortugas marinas.
“Los tests mostraron que no es una cuestión de contaminación química o tóxica del agua“, declaró a la AFP el oceanógrafo David Zee, de la Universidad Estatal de Rio (UERJ).
“NO ES UNA CUESTIÓN DE CONTAMINACIÓN QUÍMICA O TÓXICA DEL AGUA”
También Leandro Daemon, del Instituto Nacional del Medio Ambiente (Inea), dijo a la prensa que los análisis del agua no habían identificado ninguna sustancia química tóxica ni ninguna variación anormal en el pH (potencial hidrógeno), en la salinidad o la cantidad de oxígeno del agua.
“No tenemos aún respuesta sobre lo que pasa, pero podemos excluir con certeza la hipótesis de una contaminación química que mataría los peces”, dijo.
Los pescadores y habitantes de la isla están inquietos y algunos señalan con el dedo las actividades petroquímicas del gigante estatal Petrobras.
Los sábalos están siendo analizados para determinar la causa de su masiva muerte
“Queremos saber por qué tantos peces mueren, el olor a podrido es horrible y hay muchas moscas en la isla. Y las autoridades no nos dicen nada; tenemos miedo, no nos bañamos más y no compramos más pescado aquí”, lamentó Vilma Leocadio, de la Asociación de Habitantes de Paquetá, en declaraciones a la AFP.“No me animo a poner un pie en el agua con todos esos cadáveres (de pescado). Los vemos agonizando; lanzo un llamado de auxilio para Paquetá”, dice Rosimere Figueiredo, de 52 años.
Cinco sábalos fueron enviados el martes al departamento de Biología de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) para análisis. Los resultados se conocerán en una semana. Los expertos quieren saber si hay indicios de polución en sus vísceras y branquias o una enfermedad que afectaría solo a los sábalos.
“NO ME ANIMO A PONER UN PIE EN EL AGUA CON TODOS ESOS CADÁVERES”
¿Temperatura elevada del agua?
Una de las hipótesis es que el culpable es la pesca predatoria. En esta época del año la pesca está prohibida, pero es corriente que los pescadores igual trabajen y luego tiren al mar peces como el sábalo de bajo valor comercial, explicó el oceanógrafo David Zee a la AFP.
Pero la hipótesis más probable por el momento, según el experto, sería que esta mortandad “resulte de una causa física, la polución térmica del agua”.
Los lugareños temen la ruina: nadie se anima a consumir lo que ellos pescan
“El sábalo es un pez muy sensible a la falta de oxígeno. Las fuertes temperaturas del agua registradas desde hace varios días -de 27ºC a 30ºC en lugares poco profundos de la isla- disminuyen la solubilidad del oxígeno” y los sábalos mueren, declaró el oceanógrafo.Subrayó que Paquetá se halla en el fondo de la bahía de Río donde la circulación y el cambio de agua es más difícil, un fenómeno acentuado por la actual marea baja.
El biólogo Mario Moscatelli, que estudia desde hace 20 años las aguas de la bahía, dijo a la AFPque “lo que llama la atención es la duración de esta mortandad, e igualmente la temperatura elevada del agua”.
“LOS VI AGONIZAR COMO SI LES FALTASE OXÍGENO”
“Sobrevolé la región a comienzos de octubre y ya había pescados que flotaban. Al inicio creí que eran tirados al mar por los pescadores. Pero lleva ya demasiado tiempo y los vi agonizar como si les faltase oxígeno”, añadió.
Según Moscatelli, en la Lagoa Rodrigo de Freitas, la laguna salada en la zona sur de Río, los sábalos, por ser más sensibles, son los primeros en morir en caso de alteración química del agua.
“Pero en caso de contaminación química, otras especies estarían muertas”, precisó. “Tenemos más preguntas sin respuestas, habrá que esperar el resultado de los análisis”.