Jose Cuñat | En Valencia tenemos la iglesia parroquial de San Nicolás. Según se puede leer en su página los documentos históricos afirman que la primera edificación se hizo en tiempos del rey Jaime I, que hizo donación del lugar a los dominicos que le acompañaban. Años más tarde los dominicos fundaron el Convento de Santo Domingo (actual edificio de Capitanía General) y el templo quedó directamente vinculado a la diócesis de Valencia y al clero secular. Fue erigida como parroquia hacia 1242 y se engloba en las primeras doce parroquias cristianas de la ciudad de Valencia después de la restauración de la Diócesis en el año 1238.
Son los dominicos quienes dedican esta nueva Parroquia a San Nicolás Obispo, patrón de la Orden, pues su fundador, Santo Domingo de Guzmán, escribía por aquel entonces las Constituciones de la Orden de Predicadores en el Convento de San Nicolás de Bolonia.
San Nicolás Nació en Asia Menor y su culto se traspasó al sur de Italia, junto con sus reliquias. Reivindicado por Patras, Mira y Bari, el culto de san Nicolás no padeció el cisma y ha seguido sirviendo como vínculo.
San Nicolás quien fuera en la Edad Media y aún sigue siendo en la actualidad uno de los santos más populares, tiene el privilegio de pertenecer a la Iglesia griega y al mismo tiempo a la latina,Pero a pesar de su popularidad es uno de los menos históricos.
San Nicolás como Papá Noel
A San Nicolás lo invocaban las jóvenes casaderas, en conmemoración de las bolsas de oro que ofreciera a las tres doncellas pobres. Por los regalos que hizo a éstas, se convirtió en el distribuidor de los regalos de Navidad; y en lugar de arrojarlos por la ventana, los deja caer por la chimenea ¿A qué os suena?.
La popularidad de San Nicolás trascendió a su culto en la Edad Media hasta el punto que se convirtió en el referente para la figura del célebre Santa Claus navideño. Por una parte, San Nicolás proporcionaba el concepto del regalo que se deja de noche mientras su destinatario duerme, como hizo él con las monedas que entregó a las tres doncellas; por otra, era uno de los santos más vinculados a la protección de la infancia, a partir especialmente del milagro de los tres niños descuartizados por el posadero y resucitados por él.
Su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia, que cuenta que un empobrecido hombre padre de tres hijas no podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al carecer las muchachas de la dote, parecían condenadas a ser “solteronas”. Enterado de esto, Nicolás le entregó, al obtener la edad de casarse, una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas. Se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote, quien entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de los calcetines de las niñas, que colgaban sobre la chimenea para secarlos.
Su relación con los niños nace en una de las historias que indica que alguien acuchilló a varios niños. Entonces el santo rezó por ellos y obtuvo su curación casi inmediata. Es el patrón de los escolares, de los niños de coro, en conmemoración del milagro de los tres niños. Además, en el Oriente mediterráneo también es, como ya se dijo, el santo tutelar de los marineros. Era el patrón de los carpinteros navales, de los pilotos, de los marineros de agua dulce, de los almadieros de Morvan y de los barqueros del Yonne o del Cure. Además, una docena de corporaciones se ponían bajo su protección: abogados, procuradores y letrados de palacio, los prestamistas prendarios, los toneleros, comerciantes de vino, arqueadores y descargadores de vino, comerciantes de grano y descargadores de trigo, carniceros, perfumeros, boticarios y especieros.
La mayoría de estos patronazgos se explican por su leyenda o por juegos de palabras. Los prestamistas prendarios le reconocían haber castigado a los morosos de mala fe. Los descargadores de trigo recordaban que había completado milagrosamente la carga de grano de un navío cuyo capitán había tomado una parte para alimentar hambrientos. Los toneleros aludían al saladero con forma de tonel de donde sacara a los tres escolares.
Además se creía a san Nicolás protector de los tesoros confiados a su guarda contra los ladrones.
Por último, la leyenda de los tres oficiales injustamente encarcelados le había valido el reconocimiento de los presos y de las víctimas de errores judiciales.