(Agencias) México vive hoy una nueva jornada de marchas y bloqueos en todo el país en protesta por la desaparición de 43 estudiantes hace más de dos meses, cuando el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto cumple dos años de mandato.
Las manifestaciones se llevarán a cabo en más de 60 ciudades, aunque los principales actos están programados en la capital mexicana y el sureño estado de Guerrero, donde desaparecieron los alumnos de una escuela rural para maestros el 26 de septiembre pasado.
La principal marcha inicia en el Zócalo hasta el emblemático Ángel de la Independencia. También se esperan protestas en la residencia oficial de Los Pinos, en la Bolsa Mexicana de Valores y en varias sedes diplomáticas.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, hizo un llamado para que las manifestaciones se realicen de forma pacífica. “Esperamos que se dé en condiciones de tranquilidad, que no haya hechos violentos, enfrentamientos. Eso es lo más importante dentro de las manifestaciones”, declaró a Radio Fórmula.
Las protestas ya comenzaron en los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, con la toma de casetas de peaje en las carreteras, comercios, universidades y sedes oficiales. En Oaxaca, cientos de manifestantes con los rostros cubiertos bloquearon los accesos del Aeropuerto Internacional Benito Juárez.
En Chilpancingo, la capital de Guerrero, unos 5.000 estudiantes y maestros marcharon para exigir la aparición con vida de los alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa y exigir la renuncia de Peña Nieto. Durante el recorrido, los manifestantes clausuraron varios comercios y restaurantes de comida rápida, en repudio a las autoridades.
La convocatoria de esta nueva jornada de “paro cívico nacional” se realizó a través de redes sociales para exigir, una vez más, la presentación con vida de los estudiantes y la renuncia de Peña Nieto y ante el hartazgo “de tanta violencia, injusticia e impunidad”.
El grupo de estudiantes, entre los que estaban los 43 desaparecidos, fue emboscado por policías corruptos de la ciudad de Iguala por orden del entonces alcalde José Luis Abarca. En el enfrentamiento, hubo tres muertos y 25 heridos.
Luego, los 43 jóvenes fueron secuestrados. Se estima que fueron entregados a miembros del cártel Guerreros Unidos para ser ejecutados. Sus restos fueron incinerados y arrojados en bolsas a un río, según confesaron sicarios a las autoridades federales.
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