El presidente del Gobierno acusa a las grandes tecnológicas de socavar la democracia y de respaldar a líderes como Donald Trump. En su intervención en el evento ‘HispanIA 2040’, urge a Europa a tomar la iniciativa en la regulación digital.
En un discurso cargado de intención política, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, lanzó este 20 de enero un duro mensaje contra lo que llamó la “tecnocasta” de Silicon Valley. Según Sánchez, el creciente poder de las grandes empresas tecnológicas, como X (antes Twitter) y Meta, no solo afecta la privacidad de los ciudadanos, sino que está interfiriendo activamente en los procesos democráticos de los países occidentales.
La amenaza digital y su influencia política
Desde el atril de la Fundación Ramón Areces, durante el evento HispanIA 2040: cómo la inteligencia artificial mejorará nuestro futuro, Sánchez no se mordió la lengua. Denunció que estas empresas están utilizando sus plataformas para amplificar discursos polarizantes y favorecer a figuras políticas como Donald Trump, quien asumió la presidencia de Estados Unidos ese mismo día.
“Las democracias no pueden permitir que intereses empresariales de unas pocas empresas determinen el destino político de naciones enteras. Silicon Valley no puede seguir siendo un estado dentro de un estado”, sentenció.
El caso de Elon Musk y X
Sánchez hizo mención directa a Elon Musk, propietario de X, al que acusó de convertir la red social en un espacio de manipulación ideológica. “X ha pasado de ser una plataforma de debate público a un altavoz de extremismos y desinformación. Esto no es casualidad, es un plan premeditado para moldear la opinión pública en beneficio de ciertos intereses”, afirmó.
El presidente también hizo referencia a episodios recientes, como la entrevista en vivo que Musk realizó a Alice Weidel, líder del partido ultraderechista Alternativa para Alemania, y a la proliferación de contenidos falsos en la plataforma, que, según él, han influido directamente en las elecciones en varios países.
Europa como baluarte democrático
En su intervención, Sánchez apeló al liderazgo de la Unión Europea para frenar el poder de las grandes tecnológicas. “Europa debe ser el faro que ilumine el camino hacia una regulación justa y democrática de las plataformas digitales. No podemos seguir dependiendo de empresas que actúan sin control ni rendición de cuentas”, afirmó.
El presidente destacó las iniciativas europeas como el Reglamento de Servicios Digitales (DSA) y el Reglamento de Mercados Digitales (DMA), pero señaló que estas medidas son solo el principio. Abogó por la creación de plataformas alternativas gestionadas desde el ámbito público o en colaboración con actores independientes.
El papel de la inteligencia artificial
Además de abordar el problema de las grandes plataformas, Sánchez aprovechó la ocasión para hablar sobre el papel de la inteligencia artificial en la sociedad. Aunque reconoció su potencial para mejorar la vida de las personas, advirtió sobre los riesgos de dejar su desarrollo en manos de empresas sin supervisión.
“La inteligencia artificial puede ser un aliado o un enemigo, dependiendo de cómo decidamos utilizarla. Es nuestra responsabilidad asegurar que esté al servicio del bienestar colectivo, y no de unos pocos privilegiados”, afirmó.
¿Coherencia o estrategia política?
El discurso de Sánchez llega en un momento clave para la política internacional, marcado por el regreso de Donald Trump al poder y el creciente protagonismo de las tecnológicas en el escenario global. Sin embargo, no faltan voces críticas que ven en sus declaraciones una estrategia para reforzar su posición ante un electorado cada vez más preocupado por la influencia de estas empresas.
Por otro lado, algunos sectores señalan la paradoja de criticar a Silicon Valley mientras España sigue utilizando estas plataformas para campañas institucionales y promoción gubernamental.
Reflexión final: ¿hacia un nuevo contrato digital?
La arenga de Pedro Sánchez contra la “tecnocasta” pone sobre la mesa un debate urgente: ¿cómo enfrentarse al inmenso poder de las grandes tecnológicas sin caer en censura o intervenciones excesivas?
¿Es Europa capaz de liderar esta batalla por la soberanía digital? ¿O será el poder de Silicon Valley demasiado grande para ser contenido? Mientras tanto, los ciudadanos se encuentran en medio de un campo de batalla donde la información, los algoritmos y la política son las armas principales.