Hoy, cuando tres conglomerados concentran las tres cuartas partes del flujo de información en internet, hacer un esfuerzo para recordar que, cuando comenzó, la red representaba la libertad misma. Lo señaló el emprendedor tecnológico indioKartikeya Sharmapara mostrar el contraste de aquel inicio con la realidad actual de la red: “Se ha convertido en su propio enemigo, una amenaza activa que comienza a apagar la luz de expresión que se suponía que apoyaba ante nada”.
El proceso de transformación se ha agudizado recientemente. No es que el tráfico haya bajado —al contrario—, coincidió el programadorAndré Staltzen un documentado análisis publicado en sublog, “La web comenzó a morir en 2014, de esta manera”. Lo que ha cambiado en los últimos años “es la cuota de mercado del tráfico en la web”, en particular de las redes sociales como Facebook y sus compañías asociadas.
Las cifras son elocuentes: Google y Facebook tienen influencia directa sobre más del 70% del tráfico de internet. Por medio de sus sitios y servicios originales y por los que operan —WhatsApp, YouTube e Instagram entre ellos— pasaron de una participación de aproximadamente la mitad del mercado en 2014 a casi las tres cuartas partes. Y Amazon, apuntó Staltz, es la tercera fuerza dominante de lo que rebautizó como Trinet.
“Pronto tendremos que buscar alternativas para establecer un control de una red cuya base de existencia primigenia fue la comunicación entre pares”, propuso Sharma, fundador de Itv Media Network, en su artículo “Por qué el mundo necesita una nueva internet”.
Sharma citó un episodio que, hoy que la justicia de los Estados Unidos investiga el papel de las redes sociales en una posible injerencia extranjera en las elecciones presidenciales de 2016, recupera interés. Sucedió en 1999, “cuando el fenómeno de Silicon Valley, Yahoo, era el orgullo de la internet”.
La empresa, que hoy no existe como tal, quería expandirse en China. Pero el comunismo gobernante no veía con buenos ojos la descentralización informativa, mucho menos la comunicación entre iguales. “El gobierno le exigió a Yahoo que expurgara la información que pudiera ser perniciosa para la imagen del Partido Comunista”. Y la compañía firmó un documento llamado Jura Pública de Autodisciplina.
“Yahoo se comprometió a ponerle un bozal a los sitios que fueran perturbadoras para los ‘usuarios’. En 2005 se presentó un caso, cuando el periodista chino Shi Tao envió un e-mail ‘antinacional’ a un sitio democrático en los Estados Unidos, y su nombre de usuario en Yahoo reveló su identidad. Fue condenado a 10 años de prisión, pero salió en libertad en 2013″, ilustró Sharma el modo en que la “fuente de tecnología” se transformó en “un magnate corporativo”. La cuestión de la libertad había sido hecha a un costado.
Explicó Staltz en su artículo: “Luego de 2014 comenzamos a perder los beneficios de la diversidad económica y de infraestructura de internet. Es difícil competir con los servicios en la nube de Amazon y Google, que alojan una cantidad enorme de sitios para otros negocios. Cualquier sitio que aspire a tener un tráfico significativo depende del tráfico de búsqueda y social”.
En su artículo el programador, que sólo trabaja con código abierto, llama a las compañías tecnológicas por sus siglas en la bolsa —GOOG, FB, AMZN— para distinguir esta nueva etapa de lo que llama Trinet.
Un ejemplo particularmente sensible para la libertad, argumentó, es el dominio que Google y Facebook tienen sobre los sitios de noticias. “La propiedad de las webs más populares que no pertenecen a GOOG o a FB suelen ser de la prensa. Por ejemplo, en los Estados Unidos hay seis sitios de medios entre los 10 sitios principales”. En Brasil la cifra es idéntica; en el Reino Unido, cinco sobre diez. El problema es que el tráfico de los medios pasa también por los filtros buscadores y sociales.
Antes de 2014, el buscador de Google representaba el 35% del tráfico en internet, con un el 50% completamente diversificado. Pero en los siguientes tres años Facebook se hizo con el 45% del tráfico y pasó a Google, en detrimento de los independientes. “En 2017, los medios dependen tanto de Google como de Facebook para la visita de sus páginas, ya que es la mayoría de su tráfico”.
Sharma es pesimista: “En realidad, internet ya no está descentralizada, sino solo mediada por un puñado de compañías que la mutilan cuando les conviene”. En cambio, Staltz, cree que hay esperanzas para la libertad que caracterizó a la web: “Internet durará más que la red. El dominio creciente de conglomerados como Google, Facebook y Amazon forzarán a crear una infraestructura optimizada sólo para el tráfico de esas pocas empresas”. Entonces podrá comenzar una nueva red.