La crisis del coronavirus ha afectado a la vida diaria de la sociedad española y también a diferentes sectores del tejido industrial y empresarial de todo el país. La paralización de la productividad durante varias semanas, sobre todo durante el período de confinamiento, ha provocado un frenazo en la actividad económica y laboral cuyas consecuencias ya se están empezando a notar. Uno de estos sectores, que ya empieza a planificar su recuperación, es el de la vivienda.
Sin embargo, para valorar realmente el estado de la construcción y la vivienda es necesario realizar un análisis por zonas. Según un estudio Bloomberg y el INE, el precio de la vivienda caerá en aquellas regiones que han registrado un mayor número de infectados de Covid-19, por ejemplo, Madrid o Barcelona; mientras que en comunidades con datos más bajos, como Andalucía o Navarra, se mantendrá cierta estabilidad. La Comunidad Valenciana sufrirá un ligero ajuste, aunque es llamativa la situación de un sector concreto: la construcción de obra nueva en Valencia.
Según informa eldiario.es, citando fuentes de la sociedad de tasación Tinsa, durante los últimos cinco años se han multiplicado por 10 la concesión de licencias para vivienda de obra nueva en la capital del Turia. Un dato cuyo punto culminante contrasta, a día de hoy, con las previsiones del sector, inmerso en el proceso de vuelta a la normalidad en el que también se encuentra el resto del tejido empresarial español.
Un nuevo contexto para el sector de la vivienda
Lo cierto es que ya se prepara un nuevo escenario para el sector en España. Según los expertos que intervienen en el estudio mencionado anteriormente, la situación actual abocará a la vivienda a una nueva crisis, aunque ésta será, en términos económicos, menos grave que la que tuvo lugar en 2008 y que se extendió hasta 2014. Son datos que dependerán en gran medida de la evolución del empleo durante y después del proceso de regreso a la “nueva normalidad”.
En cuanto a los precios, el citado informe prevé diferentes ajustes a nivel nacional. Como ya se ha comentado, estos cambios se verán afectados por la gravedad con la que la pandemia haya golpeado a cada región. El caso más claro es el de Madrid: la capital, con un porcentaje del 1,04% de su población infectada, ha registrado ya un descenso del precio de la vivienda de un 1,4%.
Es un dato que contrasta claramente con el que otras áreas que no han sufrido de forma tan perjudicial la expansión del virus. Como ejemplos pueden servir los casos de Andalucía, las Islas Baleares o la Región de Murcia, comunidades en las que los precios no han bajado, sino todo lo contrario: los datos actuales apuntan a una subida del precio que oscila entre el 3,8% y el 6%, guarismos que datan del pasado mes de mayo.
Récord de obra nueva en Valencia
Por su parte, la Comunidad Valenciana se encuentra también en el colectivo de regiones que menos castigadas se han visto por la crisis sanitaria con 1,2 infectados por cada 100.000 habitantes, si bien el ajuste del precio de la vivienda sufrirá una ligera bajada. Los expertos apuntan a una recuperación en forma de U tras la pandemia con fecha fijada para 2021, año en el que se espera una revitalización del sector, en concreto, en la capital de esta comunidad autónoma.
Y es que Valencia es la ciudad donde se da un curioso caso. A día de hoy, los datos arrojan una realidad llamativa: durante los últimos cinco años se han multiplicado por 10 las licencias concedidas para la construcción de viviendas de obra nueva. En 2015, el Ayuntamiento licitó más de 300 licencias, un número que en 2019 superó las 3.200. Un aumento pronunciado, que, lógicamente, ha echado el freno en los últimos meses debido a la situación de incertidumbre actual.
¿Qué ocurrirá ahora?
Con un gran volumen de vivienda de obra nueva construida e incluso proyectada, cabe preguntarse qué sucederá en los próximos meses dentro del sector en la capital de la Comunitat. Por un lado, existen proyectos en construcción que tienen su continuidad asegurada gracias a contratos previos de compra efectuada sobre el propio plano, pero caso distinto es el de aquellos proyectos que todavía no tienen comprador.
Los promotores deberán ajustar precios y condiciones en función de los criterios de las entidades bancarias de crédito y, sobre todo, del comprador final, cuyo bolsillo y expectativas han sufrido cambios durante los últimos meses.