Valencia Noticias | Agencias.- Irán y seis grandes potencias han prorrogado ayer una vez más sus negociaciones con la esperanza de poder alcanzar un histórico acuerdo duradero que ponga fin a trece años de disputa sobre el controvertido programa nuclear de la República Islámica.
“Honestamente, estamos más preocupados por la calidad del acuerdo que por el reloj”, resumió la situación la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Marie Harf, precisando en un comunicado que “sabemos que el tiempo no hará más fácil tomar las difíciles decisiones. Por eso seguimos negociando”.
El llamado Grupo 5+1, compuesto de China, EE.UU., Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania, negocia con Irán desde hace 20 meses para llegar a un acuerdo que limite su programa atómico de forma que no pueda fabricar armas, según la web de rtve.
Todos los ministros de Exteriores de estos países, menos los de EE.UU., Irán y Alemania, se han marchado de Viena con la promesa de regresar en los próximos días.
La jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, que coordina el trabajo del G 5+1, ha asegurado que la negociación está en su momento más “delicado” e insistió en que ahora es el momento de llegar a un acuerdo. Pese las críticas que llegan a Viena desde los “halcones” en Estados Unidos y también desde el Gobierno de Israel, las partes están empeñadas en hacer todo lo posible para alcanzar ese acuerdo, ignorando una y otra vez sus propios plazos estipulados.
Las delegaciones, con sus cientos de diplomáticos y expertos, se encuentran en Viena desde el pasado 26 de junio, entonces con el objetivo de llegar a un acuerdo en cinco días. Pero ante la imposibilidad de superar las últimas diferencias, ese plazo fue alargado por siete días, hasta este martes.
Los principales actores de este drama diplomático, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, y su homólogo iraní, Mohamed Yavad Zarif, están en Viena desde hace doce días y se han reunido una docena de veces, a solas o en grupos más amplios. Sólo el iraní abandonó por un día la capital austríaca para recibir nuevas instrucciones de Teherán. Los demás responsables de Exteriores han ido y venido, algunos ya dos veces, siempre para unirse a unos intensos debates, que, por ejemplo ayer, duraron hasta bien pasada la medianoche.
El ministro ruso, Serguéi Lavrov, ha asegurado que se ha avanzado hacia un acuerdo en algunos de los temas más difíciles. Así, parece claro que las sanciones económicas que pesan sobre Irán se levantarían de forma paulatina y no de golpe, como reclama Teherán.
Lo que sigue siendo un escollo es el embargo de armas impuesto por la ONU, que Irán pide que se retire y a lo que Estados Unidos se niega, mientras que otros países, como Rusia, parecen tener una postura distinta al respecto.
Nada indica que los occidentales vayan a ceder en ese punto, según indican varios diplomáticos. De hecho, una alta fuente estadounidense aseguró hoy ante la prensa que en el acuerdo final se mantendrá el ya existente embargo de armas y misiles que pesa sobre Irán.
Así las cosas, los debates y los llamamientos mutuos de ambas partes a tomar “decisiones difíciles” proseguirán durante al menos otros tres días más. Los occidentales consideran que es sobre todo Irán quien debe ceder y acceder finalmente a las condiciones propuestas para librarse de las sanciones que tanto daño le están haciendo.
Los iraníes, por su parte, sostienen que no están bajo ningún tipo de presión, ni en cuanto a los tiempos ni en cuanto a las condiciones del eventual acuerdo, y que es sobre todo Estados Unidos quien debe recorrer “esa milla extra”. “Deben elegir entre la cooperación y el acuerdo o la de seguir adelante con su política de coerción”, concluyó un negociador iraní anoche en declaraciones a la prensa en Viena.
Desde la primera cumbre negociadora, en febrero de 2014, el diálogo se ha prorrogado ya tres veces ante la noción de que será difícil encontrar una oportunidad como esta para acabar con un conflicto que se prolonga desde hace más de una década. El núcleo del acuerdo supone imponer limitaciones importantes al programa nuclear iraní durante al menos diez años, de forma que no pueda fabricar un arma nuclear a corto plazo.
A cambio de esas concesiones, que siempre deben ser verificadas y controladas por la agencia nuclear de la ONU, Irán será compensado con un levantamiento de las sanciones. En Viena se buscan ahora los detalles técnicos y legales de ese tratado, que tendría en total unas 80 páginas. Esta recta final, que ya dura doce días, se celebra bajo la atenta mirada de medio millar de periodistas de todo el mundo que esperan con creciente impaciencia la “fumata blanca” nuclear.