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Más de 1.000 empleados soportan condiciones laborales peligrosas con temperaturas superiores a 30ºC, mientras las autoridades no actúan
En el corazón de Valencia, el Mercado Central, uno de los principales puntos de venta de productos frescos de la ciudad, se ha convertido en un espacio insalubre para los más de 1.000 trabajadores que allí laboran diariamente. Durante los meses de verano, las temperaturas dentro del mercado superan con creces los 30ºC, una situación que se agrava con los altos niveles de humedad, creando una sensación térmica insoportable que afecta tanto a empleados como a clientes.
A pesar de las continuas quejas y peticiones de mejoras por parte de los trabajadores y la recientemente creada Asociación de Vendedores “La Cotorra”, las administraciones públicas han mostrado una notable falta de acción, perpetuando un escenario que algunos califican de “delito contra la salud laboral”.
La realidad diaria en el Mercado Central
Cada día, los más de 300 puestos abiertos en el Mercado Central de Valencia se enfrentan a una lucha constante contra el calor. Con una media de tres trabajadores por puesto, sumados al personal de seguridad, limpieza y los dos funcionarios del Ayuntamiento de Valencia que supuestamente supervisan el mercado, el número de personas expuestas a estas condiciones extremas supera el millar.
El calor dentro del recinto no solo afecta el bienestar físico de los trabajadores, sino que también tiene un impacto negativo en la conservación de los productos frescos, provocando pérdidas económicas significativas para los vendedores. La afluencia de clientes también se ve reducida en las horas más calurosas del día, lo que agrava aún más la situación financiera de los comerciantes.
Una gestión cuestionada y la indiferencia administrativa
La gestión del Mercado Central está en manos de una asociación de vendedores bajo un convenio con el Ayuntamiento de Valencia, el cual lleva años caducado. Esta situación ha generado críticas por parte de diversas entidades, como el Círculo por la Defensa del Patrimonio, y ha llevado a la creación de la nueva Asociación “La Cotorra”, que agrupa tanto a vendedores como a trabajadores del mercado.
Desde su creación, La Cotorra ha solicitado en múltiples ocasiones reuniones con el concejal de Comercio y Mercados, Santiago Ballester, para abordar la problemática del calor en el mercado. Sin embargo, estas solicitudes han sido ignoradas sistemáticamente. Ni el concejal ni la alcaldesa María José Catalá han mostrado disposición para atender las demandas de la asociación, remitiéndolos a respuestas evasivas y a soluciones a largo plazo que no resuelven la urgencia de la situación.
Un posible delito contra la salud laboral
La pasividad de las autoridades ante el evidente riesgo para la salud de los trabajadores podría constituir un delito continuado contra la salud laboral. Según la ley, los funcionarios tienen la obligación de reportar cualquier irregularidad o conducta que atente contra la ley. Sin embargo, en este caso, parece que los responsables de la Concejalía de Mercados prefieren mirar hacia otro lado, ignorando las quejas y evadiendo su responsabilidad de proteger a los trabajadores en un recinto municipal.
El concejal Santiago Ballester, junto con su asesor Quique Pardo, han propuesto una solución que muchos consideran un “brindis al sol”: un concurso internacional de ideas con la Universidad Politécnica de Valencia para encontrar una forma de refrigerar el mercado. Sin embargo, este proyecto no se materializaría antes de 2025, dejando a los trabajadores a merced del calor durante al menos dos veranos más.
La demanda de soluciones urgentes
Frente a la inacción de las autoridades, la Asociación La Cotorra ha decidido intensificar su campaña, enviando una carta de urgencia a la alcaldesa de Valencia. En dicha carta, exigen la instalación inmediata de equipos portátiles de refrigeración para reducir la temperatura dentro del mercado, argumentando que las condiciones actuales no solo son perjudiciales para la salud de los trabajadores, sino que también afectan la calidad de los productos y la afluencia de clientes.
Las temperaturas dentro del Mercado Central han llegado a alcanzar los 36ºC, exacerbadas por la humedad, lo que provoca que algunos productos se deterioren más rápido, generando pérdidas directas para los vendedores. Además, muchos clientes prefieren evitar el mercado en las horas más calurosas, lo que reduce las ventas y afecta aún más a los pequeños comerciantes que dependen de estas jornadas para su sustento.
Consecuencias para la salud pública
El impacto del calor no se limita a los trabajadores del mercado. El verano pasado, se registraron más de 100 lipotimias entre los visitantes, una cifra alarmante que ya ha superado las 30 en lo que va del presente año. Con una media de 15.000 asistentes diarios, el riesgo para la salud pública es significativo, y la falta de registros oficiales sugiere que no se están tomando las medidas necesarias para abordar esta situación.
Conclusión
La situación en el Mercado Central de Valencia es insostenible. La combinación de altas temperaturas, humedad, y la falta de respuestas concretas por parte de las autoridades ha creado un ambiente de trabajo que pone en peligro la salud de más de 1.000 trabajadores y miles de visitantes. La Asociación La Cotorra ha alzado su voz en defensa de condiciones laborales dignas y exige soluciones inmediatas, mientras las administraciones públicas continúan haciendo oídos sordos a sus demandas.