Valencia Noticias | Manon Campos.- El domingo pasado hubieron elecciones legislativas en Turquía, donde el partido del presidente Recep Tayyip Erdogan, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), perdió la mayoría absoluta que tenía en el parlamento desde hace 13 años.
El AKP obtuvo un 43% de los votos y logró unos 270 escaños de los 550 que tiene el parlamento, lo que le obligará a formar una coalición. Sus dos principales rivales, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) y el Partido de Acción Nacional (MHP, derecha), obtendrían respectivamente un 24 y un 17% de los votos lo que representa 124 y 85 escaños, según resultados parciales con cerca del 75% escrutado.
El partido kurdo HDP, Partido Democrático del Pueblo, superó el 10% de votos y entraría en el parlamento con más de 70 escaños.
Si los resultados se confirman, estas elecciones comprometerán el proyecto de Erdogan para reformar la Constitución y reforzar su poder.
Estas elecciones, marcadas por una fuerte participación, un 85%, vivió un momento de tensión provocado por un atentado, con bomba, el pasado viernes, que provocó dos muertos y más de un centenar de heridos durante un mitin en Diyarbakir.
Erdogan fue elegido jefe de Estado el agosto pasado después de once años como primer ministro y devolvió, en teoría, las llaves del ejecutivo y del partido a Ahmet Davutoglu, el ex ministro de Relaciones Exteriores.
A pesar de las críticas y en contra de la Constitución que le impone un estricto deber de neutralidad, el presidente hizo campaña por ‘su’ reforma y su partido.
Para lograr su objetivo, Erdogan necesitaba una amplia victoria electoral. Si el AKP conseguía los dos tercios (367) de los 550 diputados, podía votar en solitario la reforma constitucional para reforzar los poderes del jefe del Estado. Si sólo obtenía 330 diputados, podía someterla a referéndum; sino, sus ambiciones se verían frustradas.
El partido islamista conservador ha quedado debilitado por primera vez ante los electores, víctima del declive de la economía y de las críticas por su giro autoritario.
Pero aunque hay que tomarlos con prudencia, los sondeos sugieren que Erdogan podría perder su apuesta.
La principal formación kurda, el HDP, constituye el mayor obstáculo para Erdogan.
De izquierda, moderno y preocupado por las minorías, el HDP está liderado por un hombre carismático, Selahattin Demirtas, que espera aprovechar su papel clave en estas elecciones para ampliar su público tradicional.
El CHP y el MHP denunciaron durante la campaña la voluntad de Erdogan de instituir una “dictadura constitucional” y esperan privar también al AKP de su mayoría absoluta.
“Hemos vivido una campaña perfectamente desigual”, lamentó el jefe del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, y añadió que “espero que estas elecciones permitan aumentar la democracia y nuestra libertad”.