La joven, de 25 años, hacía la fila para ingresar a la prisión Hildebrando de Souza, en Ponta Grossa, Brasil, donde iba a visitar a otro hombre. Ella, su bebé y una mujer de 45 años que estaba a su lado se encuentran internadas, pero fuera de peligro. La policía halló el auto abandonado, pero no a su dueño