La anunciada revolución de Djukic en su alineación se quedó en una repetición del desastre vivido en Montjuic. Hay que bucear bastante en la hemeroteca para encontrar una racha de tres victorias seguidas en Liga del Valencia CF… concretamente a la corta, estrambótica y dañina estancia de Ronald Koeman y José Mari Bakero en el banquillo blanquinegro. Ellos cosecharon cuatro, y ya sabemos cómo acabó aquello.
Lo de la noche del domingo en Sevilla se lo explica uno más fácilmente si afirmamos, sin miedo a equivocarnos, que la defensa del Valencia CF simplemente no existió. Oriol, Mathieu, Parejo y Bernat entraron en el once inicial y, visto lo visto, el francés va a escuchar muchos recuerdos a su famosa órdago de ‘si no juego me voy’, porque en algunos lances del encuentro, el otrora bravo defensa galo las vio pasar como quien ve pasar el AVE por Soria.
Daba el primer aviso el bético Juanfran en los primeros compases, como prólogo de un auténtico baño verdiblanco sobre un indefenso VCF, y no tardaba demasiado en llegar el primer fallo defensivo de embergadura, que dejaba a Jorge Molina en una posición inmejorable para marcar, de tiro raso desde la media luna, al brasileño Diego Alves que, una vez más, dejó en el banco a Vicente Guaita.
Pabón se reivindicaba por banda izquierda con su habitual rapidez, pero atrás la red que debían haber tejido Parejo, Oriol Banega se rompía como el papel de fumar. El gol parecía no haber provocado reacción alguna en los blanquinegros, que seguían adoleciendo de los mismos males que antes del gol de Molina… Hasta que la lógica se cobró su precio y Salva Sevilla dejó la vuelta del colombiano al estadio verdiblanco en una mera anécdota.
Corría el minuto 22 cuando el Betis, con una triangulación casi perfecta que dejaba a la zaga valencianista mirando a las nubes, culminaba con gol de Salva Sevilla para delirio de la parroquia bética.
Para colmo, Estrada Fernández dejaba sin efecto un gol legal del brasileño Jonas que habría significado el 2-1. Y como si no hubiera dos sin tres, el aparentemente poderoso Betis marcaba el tercero, de nuevo obra de Salva Sevilla. La empresa se tornaba no difícil, sino prácticamente imposible, con un Valencia rendido apenas a la media hora de juego. Los fantasmas volvían y se comenzaba a temer por una goleada de escándalo… y quizás lo habría sido si Alves no hubiera intervenido felizmente con varias paradas de mérito.
El descanso sirvió a los de Djukic para enfriarse la cabeza y convencerse de que toda esperanza de puntuar pasaba por marcar pronto. Pero no era hasta el 67 cuando entraba ‘la pelotita’ en la meta defendida por G. Sara, gracias a un soberbio cabezazo de Ricardo Costa. El portugués recortaba y restituía un tanto la ‘honra’ valencianista, si el VCF se iba para arriba con todo. Djukic reaccionó dando entrada a Canales -ya había entrado Feghouli por Dani Parejo- pero el empujón valencianista era más de corazón que de cabeza y poco más se le pudo ver reseñable. Cedrick pudo ampliar la renta bética, pero las intervenciones de Diego Alves dejaron el marcador como estaba y, curiosamente, igual que quedó el de Montjuic hace unas semanas.
Djukic cambió en rueda de prensa los ‘palos’ por ‘algodones’ para sus jugadores, pero ciertamente queda tocada su credibilidad, días antes del estreno en Europa League. El Valencia CF, en la cuarta jornada, suma tan sólo los tres primeros puntos de esta Liga, conseguidos en Mestalla contra el Málaga de Schuster.
VLC Noticias / Javier Furió. Fotos: Valencia CF