Domingo por la mañana. Los tópicos vaticinan una mañana de auténtica y en ocasiones reconfortante vagancia, en un sofá o incluso en la cama. Pero la ciudad nos ofrece un sinfín de posibilidades a pesar del sofocante calor -más de 30 grados y todavía no son ni las 11- que merece la pena disfrutar. Y más aún si hay niños a los que no defraudar. Ésta es una de las muchas formas que había este domingo de habitar el tiempo, con el Hemisfèric y el Umbracle como escenario.
VLC Ciudad / Javier Furió