Desde ya hace cuatro décadas siento atracción por las guías de Valencia. De hecho en mi biblioteca atesoro casi 800 ejemplares diferentes datados entre el siglo XVIII y el último tercio el XX. Incluso llegué a estudiarlas y publicar la obra “Guía de las Guías de Valencia”, editada por l’Ajuntament de València en 2002.
Pues bien, acabo de localizar -y adquirir- un ejemplar totalmente desconocido, que no figura en ningún registro bibliográfico y, por lo tanto, no mencionado en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español.
Se trata del librito de apenas diez centímetros “Valencia en la mano” impreso por Julián Mariana en 1848. En esos años sí que supe otras guías como “Valencia en la mano” (1825), “Guía de naturales y forasteros” guías editadas por la Sociedad Económica de Amigos del País, “Manual de forasteros”, de José Garulo (1841), “Valencia antigua” de Luis Lamarca (1848), “Manual del viajero” de Vicente Boix (1849) o “Valencia en la mano” (1852) del propio Garulo.
Esta guía de 1848 se editó porque el Ayuntamiento Constitucional, en sesión del 12 de noviembre de 1840, había acordado cambiar la denominación de algunas calles y plazas, por lo que se imprimía la nueva guía para dar una información actualizada. Así, consta un callejero con las entradas y salidas de cada vía e información de los mesones y posadas de donde partían diferentes ordinarios, además de detallar las fondas.
Hay títulos curiosos de calles y plazas de las que tan sólo queda el recuerdo. Acequia Podrida, Amorosas, Asnos, Chufa, Estornut, Forn de les Rates, Longaniza, Moscas, Impertinencias, Escaletes… y así podría citar muchas más, sin duda denominaciones de costumbrismo social.
En su página final nº 48 hay una nota advirtiendo que en la misma imprenta también se podían adquirir el “Manual de forasteros de Valencia”, obra más completa, seguramente la edición de Garulo, de 1841.
La guía que nos ocupa forma ya parte de mi biblioteca. En los anaqueles han quedado atrapadas aquellas calles y plazas que los años borraron. Apenas diez centímetros han bastado para llenarme de satisfacción. Sí, Valencia Rescatada, en la mano.