La víctima, cuya identidad no trascendió, participaba del acto central de las fiestas de San Roque, el jueves por la tarde en el pueblo de Blanca. Estaba a pocos metros de donde soltaron a los toros, y quiso verlos bien de cerca.
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Cuando intentó treparse a un edificio para evitar el ataque, fue demasiado tarde. Lo embistieron una y otra vez, y lo dejaron completamente ensangrentado, tirado en el suelo.
Una de las corneadas le penetró el muslo y atravesó la arteria femoral, lo que le desencadenó una fuerte hemorragia. Lo trasladaron al hospital Virgen de la Arrixaca, en Murcia capital, donde lo operaron.
Pero había perdido demasiada sangre. Murió cerca de la medianoche.
Administraba una tienda en el pueblo, y tenía esposa y tres hijos. En cien años de encierros, las autoridades cuentan que es la primera víctima mortal de las fiestas de San Roque.
Sin embargo, crecen en España las críticas a esta práctica, que ya se cobró cuatro vidas en lo que va del año. Las anteriores eran un jubilado de 80 años, que murió el 25 de junio en Tarragona; un turista francés de 44, que pereció el 15 de julio en Alicante; y un hombre de 32, fallecido hace cuatro días en Toledo.
A pesar de las denuncias, el alcalde de Blanca, Pedro Luis Molina, se mantiene firme. “El riesgo es el que asume la persona que entra en el recorrido. A nadie se le obliga a entrar. Mientras haya demanda, nosotros lo seguiremos ofreciendo“, aseguró, según cita El País.