El insomnio es la dificultad para conciliar o mantener el sueño, despertar más temprano de lo esperable, o simplemente despertar con la impresión de no haber tenido un sueño reparador. Esta enfermedad provoca un malestar importante, o un deterioro en las actividades sociales, laborales y personales del paciente. Se estima que los síntomas de insomnio aparecen en aproximadamente el 30-50% de la población adulta. En el 10-15% aparece una repercusión funcional diurna. Por no dormir satisfactoriamente puede haber repercusiones en la actividad diurna: irritabilidad; cansancio; deterioro de la memoria y falta de concentración; pérdida de energía motivación e iniciativa; somnolencia; y puede darse un deterioro de la actividad laboral, social o de otros ámbitos de la vida de las personas. A su vez, el insomnio en sí mismo es un problema clínico con una importante morbilidad asociada. Podemos clasificarlo según la Nacional Institute of Health, USA(NIH 2005) en: Insomnio Transitorio. Duración de 2 ó 3 días. Insomnio de Corta Duración. Dura más de 2 ó 3 días, y menos de 3 semanas. Insomnio Crónico. Duración mayor de 3 semanas. Los elementos a tener en cuenta en la exploración del paciente con insomnio, que contribuyen a orientar su origen y facilitar su manejo, son muy diversos y van desde nerviosismo o estrés a las enfermedades médicas concomitantes o las condiciones ambientales.
En cierta ocasión un paciente me preguntó: “Doctor ¿Se puede dormir sin pastillas?” Esa pregunta me llevo a buscar otras vías terapéuticas médicas no necesariamente farmacológicas….
Tras investigar, comencé a utilizar un método mediante el cual se alcanza el control voluntario de funciones fisiológicas, que normalmente son reguladas por el sistema nervioso autónomo de forma inconsciente. Se aplican protocolos específicos que se diseñan para cada paciente según cada necesidad y de forma individualizada según las características fisiológicas evaluadas previamente a la terapia por nuestro equipo (aspectos médicos, psicológicos, cronobiológicos y actividad cerebral entre otros). Existen dos modalidades totalmente complementarias: Biofeedback y Neurofeedback.
En el Biofeedback, se emplean dispositivos electrónicos avanzados y sistemas audiovisuales especiales con capacidad de registro de datos mediante sensores especializados, para medir parámetros fisiológicos como la frecuencia cardíaca y respiratoria, temperatura periférica, respuesta electrodermal, actividad muscular, junto con técnicas y terapias psicológicas de control emocional y del pensamiento (Biofeedback). Por otro lado, en la modalidad de Neurofeedback, del mismo modo que lo hace el corazón, el cerebro genera una actividad eléctrica específica según la actividad que se encuentre realizando o el estado emocional en el que se encuentre el paciente. Mediante técnicas avanzadas y de última generación en el campo de la Neurofisiología Clínica y la Neurociencia Cognitiva, se examina la actividad cerebral del paciente, diagnosticando cualquier disfunción. Con la información adquirida en el Electroencefalograma cuantificado y con un estudio médico especializado y psicológico exhaustivo de la sintomatología presentada, se prepara un plan de entrenamiento específico para cada persona y controla su ejecución, evaluando periódicamente los resultados. Al cabo de varias sesiones, se logra el control y normalización de las ondas cerebrales, lo que lleva a la desaparición de los síntomas asociados a la enfermedad.
Al igual que en un electroencefalograma clínico, se recoge la actividad eléctrica cerebral del paciente mediante unos sensores (electrodos) situados en el cuero cabelludo la amplificamos y la digitalizamos a través de un PC. Luego se procede a escoger un juego, una película o una música de su agrado. Mientras se realiza el entrenamiento, el paciente escuchará la música. Si dicha actividad cerebral es la adecuada, la música seguirá sonando. En el caso contrario, si el ordenador detecta una actividad inadecuada, la música se interrumpe y el cerebro se sorprende. La repetición de las correcciones en la actividad eléctrica se convertirá en memorización y será el aprendizaje del cerebro. El cerebro se va auto-regulando a su ritmo y a sus posibilidades gracias a la plasticidad que le es propia. Cada interrupción propicia una nueva conexión neuronal en el área donde haya ocurrido. Las sesiones en las que se aplican estos protocolos en sus diferentes modalidades de biofeedback y Neurofeedback se realizan de manera personalizada con acompañamiento de un médico o personal sanitario cualificado y con una duración de entre 30 y 40 minutos. Por otro lado, el número de sesiones depende de la modalidad biofeedback o neurofeedback y del paciente que, finalmente, podrá volver a dormir.
Dr. Esteban Eduardo de Vicente Álvarez-Manzaneda, especialista en medicina del sueño en la Clínica Neurodevice. Miembro de Saluspot y Premio nacional de la Sociedad Española de Neurofisiología Clinica en Santiago de Compostela en la categoría sueño